Por fin, el 23 de mayo veía la luz en el DOE la Ley de Renta
Básica. La ley es el producto de una larga lucha que las personas en paro y la
clase obrera hemos puesto en pie en el último año y medio. Es una ley arrancada al poder político, por mucho que su articulado
diste mucho de nuestras reivindicaciones. Han sido los 48.000 extremeños que
han firmado por la Renta Básica (27.000 en la Iniciativa Legislativa Popular y
21.000 en los tres últimos meses), la movilización extraordinaria de los
Campamentos Dignidad, las Marchas, los escraches y la solidaridad del pueblo
extremeño expresada de mil formas distintas, quienes han hecho posible la
aprobación de esta ley.
Querían que la ley acogiera sólo a 1.500 personas. Hoy ya hablan de un número que oscilará,
como mínimo, entre los 6.000 y los 8.000 perceptores.
Pretendían que la cuantía fueran 373 euros y al final, serán
400 euros que se incrementarán en un 15%
por el primer miembro de la unidad familiar, en un 10% por el segundo y tercer miembro y en un 5% por el cuarto
miembros y siguientes. A ello hay que añadir un 10% adicional si convive con
alguna persona con discapacidad y también se incrementa en un 10% adicional si
se ha de hacer frente al pago de alquileres o hipotecas de la vivienda
habitual, sin superar nunca el 135% del IPREM (720 euros).
Han tenido que aceptar que los jóvenes emancipados mayores de
18 años puedan ser perceptores de la Renta Básica o que el tiempo de
empadronamiento requerido sea de 1 año y no de 4 años. O han tenido que aceptar
que la duración de la prestación sea prorrogable no hasta un máximo de 18
meses, sino durante todo el tiempo que persista la situación de carencia.
Pero con ser importante todo ello, la Ley ha quedado muy lejos de nuestras demandas y de las
necesidades que hoy tiene nuestro pueblo. Hay 182.000 personas en paro y, de
ellas, 80.000 sin ningún tipo de cobertura. Tenemos una tasa de pobreza
infantil del 42%. Son miles las familias las que viven la angustia de la
amenaza del desahucio, del corte de agua o de luz, de la imposibilidad de pagar
los medicamentos.
Y la ley parte de la misma filosofía que tenían las Ayudas de
Integración y Emergencia Social (AISES): clientelismo y control de pobres.
Pretenden hacer un gueto de pobreza desde el que asustar a una clase media que
se deshace vertiginosamente. Pretenden agitar el fantasma de las clases
peligrosas y presentar la privación como depravación. Tienen una clara estrategia
de división del pueblo.
Pero, en estos meses ha surgido algo con lo que no contaban.
Alrededor de los Campamentos Dignidad en Mérida, Plasencia, Almendralejo y
Badajoz ha cuajado un fuerte movimiento
por los derechos sociales. Hemos comprobado, una vez más, una verdad
elemental: la lucha del pueblo mueve montañas. Y vamos a conseguir que la Renta
Básica llegue a todos los extremeños y extremeñas que lo necesitan. Nos asiste
la razón y la fuerza colectiva. La lucha continúa.
Para cualquier duda sobre la Renta Básica, Vivienda, para
informarte sobre tus derechos y para ocupar tu lugar en la lucha:
• Estamos en
la puerta del SEXPE: todos los lunes, miércoles y jueves de 9 de la mañana a 1
del mediodía.
• Asambleas
del Campamento Dignidad: los viernes, a las 8 de la tarde, ante la puerta del
SEXPE.
• Correo
electrónico: acampadamerida@gmail.com
SÍ SE PUEDE. EL PUEBLO UNIDO
JAMÁS SERÁ VENCIDO
Hay que empezar por llamar a las cosas por su nombre y negar la legitimidad del gobierno para denominar renta básica a una prestación que, obviamente no lo es, sino una renta para pobres y marginados... Llamar a eso rentabásica supone un fraude político e intelectual. ¡No lo consintáis!
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