"Es urgente llenar la literatura de realidades sociales y políticas”
Salvador López Arnal entrevista a nuestro compañero Javier Mestre sobre la novela Komatsu PC-340 en las páginas de Rebelión.
Después de felicitarle por la que creo que es, aunque no lo parezca en absoluto, su primera novela, déjeme preguntarle por el título: “Komatsu PC-340”. ¿Y eso qué es?, ¿una escisión tardo-aritmética del PC nipón?
Algo así. Pero no del PC nipón, sino de la propuesta inicial de título, “M-30, Victoria y el insomnio”, que no nos satisfacía ni a mí ni al editor, Constantino Bértolo. Nos costó dar con un título definitivo, estuvimos un montón de tiempo dándole vueltas. Al final nos decantamos por utilizar el modelo de la excavadora que conduce Santiago, el protagonista de la novela. Aunque es raro en un principio, con la perspectiva del tiempo me va gustando más. Me gusta cuando oigo a alguien preguntar: “¿Has leído Komatsu?” Y, desde luego, el título te sitúa en el fragor de la batalla que la historia trata de contar, es como la banda sonora de lo que pasa, una enorme excavadora removiendo la tierra.
Abre usted su novela con una cita de Platón, de la Apología de Sócrates concretamente. Copio el final del paso que es de referencia obligada: “[…] ¿no te avergüenzas de estar obsesionado por aumentar al máximo tus riquezas y, con ello, tu fama y honores, y de descuidar la sabiduría y la grandeza de tu espíritu, sin preocuparte de engrandecerlas?”. ¿Por qué esa cita?, ¿por qué cree usted que andamos tan obsesionados en riquezas, famas y honores?
Vaya, esa cita conecta directamente con el espíritu de Santiago, el protagonista, que es el de muchos compañeros y compañeras irreductibles que, a pesar de los pesares, a contracorriente de una realidad espesa y poderosa, nunca han dejado de dar guerra. Los conatos de revuelta cívica ciudadana de estos días, que suponen una enmienda a la totalidad de los valores dominantes del capitalismo, conectan perfectamente con lo que dice Sócrates y con la dignidad ciudadana que sigue siendo el meollo de los corazones de izquierda.
Su novela puede ser vista como un dueto operístico. Santiago y Victoria son las voces principales. ¿Por qué ha elegido esa doble atalaya para contarla? ¿Para contraponer dos puntos que luego confluyen sin apenas inconsistencias?
A mí esta novela me ha pasado por encima. La he escrito como un zombi, como una especie de médium poseído por los espíritus de los protagonistas, que son los que han decidido contarla así. Yo los he vivido en mi interior con más sensación de realidad de la que siento en algunas situaciones de determinados momentos de mi vida cotidiana. De todas formas, se trata de una confluencia difícil, conflictiva, que aporta una buena parte de la enjundia narrativa de la novela. Y tampoco hay que fomentar siempre desde la literatura ese regustillo cínico que sospecha por sistema cuando dos se quieren. “Amar es combatir”, decía Octavio Paz, “si dos se besan, el mundo cambia”.
La entrevista completa se puede leer aquí:
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