Reproducimos el excelente artículo de Juan Carlos Monedero, publicado en http://www.sinpermiso.info |
«Primero te ignoran. Luego se ríen de ti. Después te atacan. Entonces ganas».— Mohandas Gandhi Coraje e imaginación para pensar diferente El pensamiento crítico necesita imaginación y coraje. Imaginación para poder pensar aquello que ha sido intencionalmente oculto por el poder. Esas rendijas de luz que fueron cementadas apenas empezaron a alumbrar. No es fácil. Aquellas realidades que "pudieron ser" no están a la vista. Su posibilidad sólo se convoca cuando se mira la realidad con ojos dolientes. Cuando necesitas un instrumento que te ayude a pensar lo que ya estás intuyendo. Sin malestar no hay voluntad de transformación. La desazón es la entrada del cambio. El pensamiento crítico es un constante Pepito Grillo que parece tocar en la puerta de la tristeza a cada rato. Por eso la imaginación debe llamar sin cansancio a la esperanza. Hace falta también coraje. Porque buscar alternativas molesta a los que han encontrado alguna ventaja en lo que existe. Los privilegiados, de partida defienden su privilegio. Por eso el pensamiento crítico es más difícil que el pensamiento obediente. Se gana la animadversión de los asentados. "No se puede, lo vas a empeorar, vas a estropear otras cosas" forma parte del arsenal intelectual de la reacción. Con frecuencia, el que protesta tiene más papeletas para ser cuestionado que el que ha creado el problema. Pero en tiempos de "crisis", solo el pensamiento "crítico" tiene claves para acertar en el diagnóstico. Economistas críticos, politólogos críticos, sociólogos críticos señalaron los problemas del sistema. Pero era más cómodo abrazar, a lo sumo, operaciones cosméticas (como la tercera vía o el fin de la historia o la muerte de Estado) para enmascarar la renuncia a la honestidad intelectual.. La derecha no se equivoca contra el 15-M El movimiento 15-M (por darle un nombre) ha recibido muchos ataques desde diferentes sectores políticos. La derecha descerebrada –la que recibe la consigna y luego argumenta- intentó crear vinculaciones entre la acampada de Sol y supuestos grupos de apoyo a ETA. La acusación era tan irreal que pronto decayó. Otra acusación conservadora, más acerada, centró los ataques en el supuesto "perroflautismo" del movimiento, esto es, asumir que se trataría de gente ociosa, "ni-ni", que viviría del cuento y decidió protestar desde la Internet que pagan sus padres. ¿Perroflautas con carreras, doctorados, estancias en el extranjero, idiomas, experticia informática, experiencia profesional –en todo tipo de trabajos precarios- y apoyados por algún premio Nobel de Economía? La iglesia, como siempre, ayudó a remozar la coartada nacional-católica y no dudó en echar la culpa del laicismo generalizado a esos manifestantes que tienen un concepto del amor diferente del que se adoctrina o desliza con maneras de cine oscuro en no pocos colegios clericales. Y decimos coartada porque, cada vez con más claridad, el único interés de la élite de la derecha es económico, siendo la ideología un acompañante funcional de sus verdaderos intereses. En ese reproche desde la derecha a las reclamaciones del 15-M está esa voluntad patronal de crear una conciencia ciudadana subordinada y sumisa que permita recuperar la tasa de beneficio en tiempos de tribulación económica (algo que la siempra más pragmática derecha catalana ha entendido con claridad, no dudando en enviar, como adelantada de un futuro gobierno estatal de la derecha, a los mossos para reprimir al movimiento con una dureza directamente proporcional al miedo a perder privilegios económicos). "¿Pero porqué protestan? Yo cuando era joven…?". Como si las nuevas generaciones anclaran en sus cabezas conciencias de los años cuarenta en vez de ser hijos de su tiempo y de sus posibilidades. "¡Ya hubiera querido yo a tu edad!". Aunque ya ni eso es verdad. Los jóvenes no tienen ni siquiera la posibilidad de imaginar cómo será el futuro dentro de 20 años. El 15-M como la última moda para una socialdemocracia sin programa La izquierda ha tenido sus matices al valorar el movimiento. El PSOE empezó reprimiendo –Rubalcaba mandó a los antidisturbios en Madrid la noche del 15-M y también la del 16-M- hasta que vio que esa actitud alimentaba el incendio. Entonces pasó a ver las quejas como una "bienintencionada" protesta que decaería con las vacaciones de verano, no dudando, como vimos en Valencia o vemos en los desahucios, en volver a mandar a la policía cuando se pusiera en cuestión de manera real la legitimidad del sistema. Pero como la socialdemocracia renunció a decir cualquier cosa de izquierda cuando abrazó la tercera vía, el 15-M le permite ahora sortear su renuncia de ayer y saludar las peticiones de los indignados como si fueran un programa novedoso que, llenos de generosidad, se apresuran a hacer propio. Rehenes de la última moda desde que renunciaron al arsenal marxista (incapaces, siquiera, de asumir todos los desarrollos del posmarxismo), han saltado de Giddens a Pettit, de Lakoff a Stiglitz, de Vallespín o Savater a Rifkin. Siempre como un discurso retórico que les llevaba a tararear la música pero ahorrarse la letra. Ahora está el 15-M. ¿La penúltima operación de lavado de cara? El PSOE lleva demasiado tiempo viviendo de la condición poco democrática de la derecha española. Aunque ese camino también se agota. La operación Rubalcaba no se da cuenta de que si aceptara realmente el discurso de la indignación, debiera regresar a unos tiempos en lo que por ser socialdemócrata, como mal supo Oloff Palme –y nuevos asesinos actualizan-, podías levantar las iras de los poderosos. Y no estábamos ante una crisis como la actual. No son tiempos de operaciones cosméticas. La bandera del 15-M agitada por el brazo nervioso de Rubalcaba tiene una credibilidad similar a la bandera blanca ondeada en un barco pirata lleno de marineros tuertos con el cuchillo en la boca. Oscilaciones de la otra izquierda sobre los indignados IU también ha oscilado a la hora de entender el movimiento. La dirección de Madrid lo despreció con maneras de nuevo rico (las encuestas decían que iba a subir en el conjunto del Estado más de los tristes 30.000 votos finales). Algún concejal de Madrid, con maneras de John El Cobra, recordó a alguno de sus compañeros comprometidos con el movimiento, que debían escoger entre la "chusma" de la calle o las instituciones. La dirección federal, más atenta, ha querido acercarse pero no ha terminado de entender que es un espacio cuyo círculo de representación no debe usurparse (lo que le valió a Cayo Lara el desafortunado chaparrón en un deshaucio). Y otro tanto ocurre con el recién creado partido dentro de IU, Izquierda Abierta, que sabe que su futuro depende de conectar con la indignación popular pero se ve lastrado por un exceso de biografía y por las urgencias electorales. Si bien es cierto el acercamiento al 15-M por parte de algunas fuerzas políticas en reconstrucción (es el caso de Izquierda Anticapitalista, al igual que muchas bases de IU que se creen la refundación o la necesidad de crear frentes amplios), tampoco desde esos sectores se han ahorrado las críticas, apoyándose inicialmente en la natural confusión del primer momento, donde gentes de UPyD, falangistas, anarcocapitalistas y yuppies neoliberales llegaron en algunos lugares a asumir la portavocía. Los intentos de cooptar el movimiento por parte de neofalangistas, mariocondes o garcíatrevijanos (que proponen una relación caudillesca entre el líder y el pueblo, al margen de partidos o instancias intermedias), han alimentado esas críticas. Pero la sospecha viene de fondo y tiene que ver con la conversión de la izquierda tradicional en una suerte de feudo vallado conceptualmente que, encerrado con el juguete roto de su ideología acorralada, terminar por despreciar lo que ignora. Hay una mirada desde la izquierda radical que no confía en el 15 M por asuntos que no ha terminado de entender, no siendo el menor de ellos el diferente momento de politización de las gentes que configuran el movimiento (en ocasiones, incluso, marcado por una clara condición "pre-política), lo que se ha querido despachar con adjetivos poco amables que no aciertan en ver la potencialidad del movimiento ("dóciles, descafeinados, amigos de la no violencia o perezosos intelectuales"). ¿Debilita el 15-M a la izquierda o la refuerza? La respuesta es evidente. Mientras la izquierda duda, la derecha oficial, por el contrario, lo tiene muy claro. Y conforme se acerquen las fechas electorales, el PP y CiU van a exigir con mayor insistencia que se acabe el movimiento indignado. Por que el 15-M sirve para frenar desahucios, para regresar la protesta a las universidades, para agitar a los sindicatos, para que el PSOE intente colgarse alguna etiqueta progresista, para denunciar el deterioro medioambiental, los riesgos de la energía nuclear o el ecocidio capitalista, para que la izquierda desunida entienda que debe unirse, para que los poderosos -los que tuvieron miedo hace cuatro años y dijeron que iban a refundar el capitalismo-, vuelvan a inquietarse. Sirve para que Strauss-Kahn se sienta vigilado, para que las Cajas de Ahorro sepan que sabemos que nos están robando, para que la SER y la COPE digan a cada rato que el movimiento está muerto y resucite, para que podamos hablar de una nueva Constitución hecha por el pueblo soberano, para entender que la Transición fue una transacción, para decirle a la democracia que ese sistema electoral le hace desmerecer ese nombre, para cargarle al capital su estricta responsabilidad en el hambre de Somalia y en los desahucios en Murcia, Madrid o Sabadell. Para que cosas que eran imposibles vuelvan a aparecer como posibles. Saber las cosas de otra manera Lo cierto es que el 15M ha demostrado una manera diferente de empezar a operar políticamente. Contaba Antoni Domenech, citando a Marx, [www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4183] que el movimiento "no lo sabe pero lo hace". Y, además, funciona. En poco más de dos meses ha alterado la agenda política, ha resucitado de cada una de sus anunciadas defunciones, ha movilizado a la ciudadanía crítica que ya había renunciado a creer en la esfera pública y ha reformulado la mirada de los que sin tirar la toalla cada vez tenían menos argumento para habitar el doliente patio de la izquierda. En esa voluntad de resurrección, el 15-M ha venido a contarnos otra vez que hay gente que es marxista sin saberlo. Les basta haber dado el salto del dolor al conocimiento. Haber pensado en las causas del dolor, haber señalado culpables y disponerse a repetir tantas veces como sea menester que no están dispuestos a aguantarlo. Una generación que ha vivido con muchas comodidades materiales no tiene por qué tener la misma conciencia que un obrero precarizado. Una patina de formación marxista ayudaría a afirmar con El Roto: "Si tengo coche, vacaciones y chalet en la sierra ¿para qué voy a acabar con el sistema?". Pero la condición cíclica del capitalismo ha puesto delante de los ojos la lógica del sistema. Y el movimiento, una vez más contra todo pronóstico, está sabiendo leerla. El 15M es, como dijo Ibáñez de cada momento prerrevolucionario, "una gran conversación". En ese diálogo, tan contrario a los monólogos neoliberales ("¡Esto es lo que hay!", "¡Lo tomas o lo tomas!"), la gente ha empezado a politizarse. Que los más avanzados regañen a los más rezagados no sirve para gran cosa. Hemos visto rechazar banderas republicanas al comienzo del movimiento. Y hemos visto el 24-J un Madrid sembrado de saludos al abuelo que ya no está, mientras el aire madrileño ondeaba de banderas republicanas que le agradecían el esfuerzo que hizo cuando luchó contra el franquismo. Hemos escuchado un repetido "no somos políticos" en los inicios de la acampada Sol, y hemos escuchado a Sol, delante del Congreso, corear las lágrimas de un viejo comunista cantarín y revolucionario al que querían como líder del 15-M. Hemos visto cómo gente que hace unos meses aún era carne de anuncio, gritaba al unísono: "a-anti-anticapitalista", cuando los caminos de la crisis, en Barcelona, Badajoz, Grecia o Tharir, le enseñaban que el problema no estaba en el sistema sino que era el mismo sistema. Lo que no ha sido capaz de hacer ninguna protesta clásica, esa que sabe que existe la clase obrera pero que aún no ha entendido que no se la puede representar. Los primeros pasos de una sociedad que se había olvidado de la política El 19-J, un jovencito arrancó una pegatina de Juventud sin futuro que brillaba lustrosa en la redondeada nalga de bronce de la escultura de Botero en el cruce de la calle Génova con el paseo de la Castellana. A todas luces ese joven era ingenuo, bienintencionado e, incluso, seguramente estaba poco concienciado. La escultura de Botero no tenía la culpa del mal gobierno. Pero cuando haya que protestar por, digamos, el pacto del euro, ese muchacho va a estar, seguro, en los piquetes de protesta. Y cuando la policía le golpee –porque la policía, como hemos visto en Grecia, va a golpear en cuanto siga viendo que este movimiento tiene serias intenciones-, va a entender muchas cosas. Porque ya está en la calle, y no en un centro comercial comprando marcas repetidas ni viendo malas teleseries ni haciendo un botellón hasta caer desplomado. Y se acordará él mismo de la pegatina, porque nadie le insultó ni le montó un escándalo por una supuesta tibieza política aquel mediodía. En una reunión de partido con jóvenes interesados, después de las presentaciones de los recién llegados, que repetían la fórmula, "soy simpatizante pero no militante, soy simpatizante pero no militante", "soy simpatizante pero no militante", un viejo afiliado de la primera hora espetó: "Pues miren ustedes por dónde que yo soy militante pero no simpatizante". ¿Quién es su sano juicio puede aguantar de primerizo o primeriza una reunión de partido? ¿Es que no está grabada a sangre y fuego en la conciencia de partido de nuestro país la justificación de la falta de amabilidad que escribió Brecht en "A los que nazcan después"? Que necesitamos nuevas formas de socialización política es evidente. El 15-M ayuda. Igual que ayudó el No a la guerra, pese a que allí había, incluso, gente de derechas declarada y convencida. Ni los doce apóstoles hubieran resistido el stress test de algunos puristas de la izquierda. Los comienzos, como en los Big Bang, pueden permitirse alguna que otra impureza. Las buenas intenciones las compensan. Lo contrario que los politizados que han pisado demasiadas novilladas. Mucha teoría y un exceso de malicia. Y el movimiento, además, es antitaurino. El Manifiesto de la calle se escribe con las marchas El capitalismo funciona con una severa y probada lista de contraindicaciones y efectos perversos. Y necesita, por su lógica -no por su maldad, que es mera coincidencia-, alimentar su "molino satánico" con, al menos, la mitad de la humanidad. Romper la rutina para ver este genocidio silencioso es el principal mérito del 15-M. Hacen falta muchos puentes y alguna que otra trinchera. El 15-M emplaza a cada cual con aires de novedad. No se puede seguir poniendo una vela a dios y otra al diablo. La universidad, los sindicatos, los intelectuales, los estudiantes van a construir después de Sol una lista diferente de "abajo firmantes" que tiene que dar respuesta desde el propio movimiento a cada instante. Ya no se trata de una foto ni de acuerdos copulares. No se trata de hablar con el movimiento. Se trata de ponerse en movimiento. Va siendo hora de que también llegue la Transición a los famosos y permita cambiar la fama de televisión por el respeto hacia las ideas. Gracias a que el 15-M ignora muchas cosas, no necesita olvidar todo aquello que le importuna o le frena. No hay bulas. Escuchas en una asamblea hablar a alguien y no sabes que es un premio Nobel de economía: lo que dice es sensato o no lo es. Y eso ahorra muchas imposturas. Ya no se puede poner una vela a la SGAE y otra a la Puerta del Sol. El 15-M ha clausurado la añagaza de querer tener el aprecio de lo nuevo mientras se sigue despreciando lo novedoso con maneras viejas, gastadas y llenas de trampas. El movimiento quita los velos a los caducos espejos sin tirar ni una piedra, sin expulsar a nadie después de una reunión del Santo Oficio, sin usar las comas o los adjetivos para hacer diferencias. No despreciemos a la serpiente porque no tiene cuernos. La caricia del 15-M puede ser demoledora. Y si ayuda a acabar con este sistema putrefacto ¿cómo no sentirla como propia? "Somos hijos del bienestar pero no vamos a ser padres del conformismo". Esta frase del movimiento ¿no está diciendo con claridad cual es el lugar desde el que se empieza a pelear? Y también cuando alguien dice: "68, apártate que nosotros vamos en serio". Demuestra que algo se ha aprendido del pasado. Porque del simbolismo del 68 lo que queda es Cohn-Bendit pidiendo bombardear Yugoslavia bajo cobertura verde, y una generación que lleva treinta años mandando y se cree con derecho a dictar –a derecha y a izquierda- cómo deben hacerse las cosas. Son tiempos confusos que necesitan aclaraciones. Unas, autogestionadas, de ignorantes aprendiendo con ignorantes (ahí los "expertos" sólo servirían para restar interés al aprendizaje). Otras, acompañadas, donde los experimentados estarán junto a los novatos hasta que pedaleen solos. También harán falta momentos de "liderazgo amable", cuando la parálisis pueda medir mal los tiempos y haga falta gente que defienda, con contundente amabilidad, sus puntos de vista, ayudando a que no se descubra por enésima vez el Mediterráneo ni a que sea necesario escarmentar en cabeza propia. Y también son momentos de ruptura. Sólo puedes recuperar la relación con los padres una vez que te has marchado de casa. Hay momentos en donde más importante que los que están son los que no están. En España, donde una parte importante de la izquierda aún no ha hecho ninguna transición, claro que hace falta algún tipo de adanismo. Inventarte para que no ahormen los que te necesitan etiquetado. La alegría frente a la violencia Si la izquierda revolucionaria cayó en el culto a la violencia. Si la izquierda reformista cayó en el culto a las instituciones. Si la izquierda rebelde cayó en el culto a la indisciplina, el necesario encuentro de estas tres almas de la izquierda reinventa las formas de lucha y reclama poner fin a su divorcio. Jugando con sus posibilidades: desobediencia ante la violencia, institucionalización de la desobediencia, violentar la institucionalización. Las únicas guillotinas, sabe el 15-M, son simbólicas. ¿Violencia para qué? Si el cóctel Molotov sólo sirve para alegrar la vista y el brazo del que lo lanza, es contrarrevolucionario. Son importantes los logros de la Comuna de París, no el martirio de su fracaso. El 15-M tiene algo que ha perdido la izquierda: sinceridad y alegría. La mentira tiene las patas muy cortas. Las reconstrucciones de la izquierda que no estén anclados en la verdad de la gente, van a ser flor de un día. Porque en vez de ilusión, van a transmitir tristeza. Aunque se quieran esconder bajo propuestas de disciplina militarista o con alertas ante el feroz lobo derechista. Las viejas formas, aunque aún no se hayan marchado, están marchitas, y el apresto artificial se desvanece con el amanecer. Es propio de gentes grises y tristes.Ni valen ni son deseadas. Hemos aprendido que un socialismo triste es un triste socialismo.Y lo decían las marchas de los sesenta en América Latina: somos mayoría, somos alegría. Estamos ante una crisis estructural del sistema construido por la confluencia del capitalismo, del Estado nacional y del pensamiento moderno. La izquierda tiene que superar estas tres grandes autopistas. Utilizar el aparato del Estado para empoderar a la ciudadanía. Utilizar el desarrollo capitalista para frenar su depredador crecimiento sin sacrificar bienestar en ningún rincón del planeta. Utilizar la razón ilustrada para alumbrar el sentimiento ocultado y levantar ciudades de tolerancia, justicia y libertad dialogadas. Sin vanguardias, sin luchas armadas, sin represión popular, sin devolver golpe por golpe. Lo ha resumido el movimiento sin necesidad de rescatar las diferencias entre táctica y estrategia: "sin violencia somos más". Un libro para el 15-M: El principito de Maquiavelo El principal riesgo del 15-M es caer en la melancolía. Querer dar respuesta en apenas unas semanas a un sistema que lleva cinco siglos desplegando sus tentáculos por cada rincón de la vida social por todo el planeta. No es necesario. Cada protesta es una tesela en un gran mosaico que se va construyendo cada vez que se dice "no" al sistema y se le da una dentellada a esa lógica depredadora del capital, el Estado y la Modernidad. Nos corresponde a cada cual empezar la tarea de traducción de cada pelea, a la búsqueda del significado global que nos entregue el cuadro completado. Por eso, el principal logro del 15-M ha sido dinamitar la "autorización política", esto es, romper ese silogismo falaz: "democracia es votar, los gobiernos electos son democráticos, los gobiernos democráticos pueden hacer lo que quieran hasta las siguientes elecciones". Mientras el movimiento construye su programa, ningún gobierno tiene un cheque en blanco. Tampoco el PP en el caso probable de que arrase en las próximas elecciones generales. Claro que hay ingenuidad en el 15-M. La que acompaña todo gesto generoso. Por eso levanta tantas simpatías. Los partidos, por el contrario, perdieron la credibilidad cuando se empató la militancia con algún tipo de ventaja. Material o, quizá, solamente simbólica (a veces a través de la tradición familiar que genera afinidad). Se sabe que pertenecer a un partido es formar parte de un grupo con reglas disciplinarias y, con frecuencia, clientelares. Cuando alguien te habla de un partido –como cuando alguien te habla de una iglesia- tiene voluntad proselitista. Por el contrario, el 15-M parece traer al frente la máxima zapatista: "para todos, todo; para nosotros, nada". Cuando te hablan del 15-M nadie te está vendiendo nada. Cuando te invitan al 15-M, tienes la sensación de que te están invitando a algo tuyo. No quiere tu voto, no quiere tu dinero, no quiere tu adoctrinamiento, no quiere tu inmolación, no quiere tu sumisión a líderes o siglas. Quiere que despiertes. ¿Cuándo fue la última vez que un partido pidió al pueblo que despertara? Hace unos años, en una pregunta en segundo curso de la carrera de políticas acerca del último libro de política que habían leído, una alumna contestó que El principito de Maquiavelo. Esa respuesta, que entonces nos hizo reír, hoy debe hacernos pensar. Porque el libro del movimiento es, precisamente, El principito de Maquiavelo: una mezcla sabia de ingenuidad y sensatez. Ingenuidad para salir del cinismo de partido y del sarcasmo del sistema. Sensatez porque son tiempos de abrir las conciencias. Los fines de ciclo capitalistas siempre han desembocado, después de la fase financiera, en guerras. Con el desarrollo de las armas logrado, ese escenario apenas permite ser pensado. Es verdad que el 15-M ha conectado con el grueso de la población –todos intuyen que hay bastantes probabilidades de que el sistema termine cayendo sobre sus espaldas, incluidos los votantes de la derecha-, pero no deja de ser cierto que aún son más los votantes en las elecciones, los militantes de partidos y sindicatos, los que se quedan en sus casas, que los comprometidos con el movimiento indignado. Están sentadas las bases para que seamos más los que estemos dispuestos a dedicar parte de nuestro tiempo a cambiar las cosas, pero falta actualizar ese momento. De ahí la importancia de las asambleas, de convocar una concentración en Madrid en verano y en puente y tener éxito, de llevar a los barrios la posibilidad de que los problemas se hagan voz. Es momento de incrementar la conciencia haciendo también la tarea de traducción: para que los movimientos hablen entre sí; para que los movimientos hablen con los partidos; para que los partidos hablan entre ellos. Pero las urgencias electorales no deben anegar el largo aliento del 15-M. Estamos hablando de poner en marcha un nuevo contrato social y eso necesita muchas voluntades llenas de credibilidad. La que se restaría si cualquier ingeniería electoral le quitara el oxígeno al niño que está creciendo. El mejor escenario electoral será, en cualquier caso, un mal resultado electoral. Y ese escenario electoral será además patético si no es capaz de dar respuesta a un pueblo cansado de mentiras que quiere atreverse a reinventar muchas cosas. Es tiempo de que la mujer del César, el César y todos los que les acompañen, no solamente sean muy buenos, sino que también lo parezcan. Quien sea generoso de verdad, que dé un paso al frente y dos hacia detrás. Como si fueran embajadores de la Alta República Democrática Ibérica, los indignados que marcharon hacia Madrid, recibían en cada pueblo el "cuaderno de quejas" de una ciudadanía que había visto anegados todos los canales de diálogo. Aun desconociendo su programa, sus líderes, su estructura, las gentes de los pueblos sabían que el diagnóstico de los indignados es correcto. Ha ido sumando todas las críticas a los rotos del sistema desde hace más de una década. Ha convocado el otro mundo posible de los Foros Sociales Mundiales, ha vuelto a decirle al FMI que 50 años bastan, le reprocha a las inmobiliarias los pisos vacíos y los desahucios, carga contra los insultos al Estado de derecho y a la división de poderes, dice que además de votar, quiere hacer política, es más listo que la televisión y sabe cosas que ya no salen en ningún programa, entiende que los paraísos fiscales son cárceles para la humanidad y quiere edificios de cristal para que la corrupción no se esconda, ha aprendido a trenzar en red la inteligencia colectiva (no dejando esa fortuna a los Bill Gates de turno) y sabe, por si le faltan las fuerzas, que ayer hubo otros que lucharon por la pelea que les tocó, y reclaman esa memoria como parte de un hilo común de emancipación. Todo ese mosaico, de repente y junto. El 15-M. Como en una homeopatía del corazón, las columnas de indignados fueron avanzando por los caminos de España en el mes de julio, limpiando las arterias taponadas mientras daban voz a la gente. Hasta lograr que el corazón de Sol volviera a latir esperanzado y lleno de oxígeno. El verano volvió a ser cálido en Madrid. Como en los mejores momentos del final del franquismo; como en los mejores momentos del referéndum contra la OTAN; como en los mejores momentos del No a la guerra. Sol palpitando lleno de pueblo consciente. Con el músculo del 15-M tan vivo. Hasta entregar en el Congreso ese cuaderno de quejas recogido por todo el país. Nada es fácil. Es más lo que resta que lo conseguido. Pero la inquietud del poder es el mejor síntoma. El neoliberalismo ha tenido su mejor baza en hacer creer a la gente que no existía alternativa. Ahora no hace falta una alternativa cerrada para estar en desacuerdo. Cada conciencia que se despierta es un palo en la rueda del sistema. Sin falsos optimismos pero sin el pesimismo de la inteligencia abscesado en el cerebro. Y esta sensación de que las cosas apenas están empezando. Juan Carlos Monedero es profesor de ciencia política ne la Universidad Complutense de Madrid. |
31 de julio de 2011
La izquierda y el 15M
15M: 6 de agosto en Villanueva de la Serena
Programa día 6 de agosto en Villanueva de la Serena del 15M Extremadura
Taller cajas de música.
Taller de semillas.
Taller de reciclaje.
Pedro Rotili, sobre verdadera democracia.
Jesús Gómez, sobre problemáticas ecologistas en Extremadura.
General
Se realizarían actos en Parque de la Constitución. Se pondría carpa en zona del kiosko buscando sombra.
Se pondría punto de información durante todo el día, con burrillas y tabla como mesa: irían libro de firmas, panfletos, etc.
Disponemos de sonido y micro para actos.
Se han solicitado al Ayto. aseos públicos y sitio para pernoctar.
HORARIO
A partir de las 11 horas comienzan los talleres para los más pequeños:
A partir de las 14 horas comida
A partir de las 17 horas charlas.
Se realizarían charlas. En principio:
A partir de las 19,30 horas marcha por las calles de la ciudad
El recorrido es partiendo del Parque, bajar por la Díaz Ambrona, Pza. Maura, subir por Ramón y Cajal y volver al Parque.
A partir de las 21 horas aproximadamente (después de la marcha) Asamblea General con resto de Asambleas extremeñas, con el siguiente orden del día:
- Elección de mesa
- Constituir canales de comunicación a nivel Extremadura.
- Establecer una organización a nivel Extremadura entre pueblos y ciudades.
- Medio de difusión libre: n-1. Utilización de este medio como alternativa a las demás redes sociales, sin dejar éstas.
- Propuestas para actividades conjuntas. (Día 8 de septiembre: día de Extremadura; intentar realizar una acción conjunta en Mérida).
Cena durante la Asamblea o en un descanso.
Al finalizar Asamblea, Abrazo Colectivo + Canción indignados.
Al terminar Asamblea, proyección de documentales o cortos
Ya tenemos pedido proyector, habría que buscar pantalla o ver cómo se hace. Todavía no están decididos cortos o documentales.
Fin jornada.
Se pernoctaría en local si nos lo conceden, o en Rodeo probablemente. Como último recurso, hay gente que ofrece casas así que no habría problemas en este sentido.
En cuanto a la Asamblea, os comunicamos lo que nos ha escrito Don Benito y que van a proponer en la Asamblea para que, como dijimos en Casa de Campo, se vayan viendo en las Asambleas locales y tengamos todos más claro con lo que vamos a venir y para ir mejorando propuestas, etc.
Ahí va:
- Es importante organizarnos mejor de lo que estamos ahora. Como nosotros lo vemos, no hay mucha claridad en las comunicaciones que estamos teniendo por internet. Creemos que sería mucho mejor elegir un canal principal, por ejemplo, el correo electrónico y olvidarnos de Facebook y otros para organizarnos. Y sobre todo es imprescindible que separemos nuestras opiniones personales de las opiniones de cada asamblea. Por eso creemos que cada asamblea necesitaría tener un único correo oficial para esta comunicación además de representantes para las asambleas comunitarias presenciales que reflejen las decisiones de sus asambleas locales. Y de esta forma también organizarnos mejor con el resto de comunidades.
- Propondremos también la realización de un acto el día 8 de septiembre en Mérida y otro en Valdecañas (sin fecha cerrada aún) por la gravedad que supuso que PP y PSOE acordaran evadir una sentencia del TSJEx que había sentenciado en contra del macro-proyecto. Para ello, creemos que debemos contactar también con asociaciones como Ecologistas en Acción, Adenex, Plataforma Refinería No, etc. y trabajar juntos en ambos actos.
- Otra propuesta es debatir si nos unimos al “día sin tarjetas” el 15 de septiembre.
Bueno, pues eso es todo de momento. A seguir trabajando para el día 6, ánimos a todos y todas!!
http://caceres.tomalaplaza.net
Dos frases desafortunadas. Carta a Fernando Savater
Juan Pedro Viñuela
Profesor de Filosofía en el IES Meléndez Valdés (Villafranca de los Barros)
Profesor de Filosofía en el IES Meléndez Valdés (Villafranca de los Barros)
A pesar de mi respeto, mi admiración, lo mucho que he aprendido de muchas de las obras de Fernando Savater y de su modo desenfadado y didáctico, dirigido siempre al pueblo, no a la academia, de hacer filosofía, no tengo más remedio que criticar estas dos frases desafortunadas, así como el tono general en la que las ha enunciada. De todas formas, de un tiempo a esta parte, Fernando Savater, creo que está perdiendo fuelle, además de que vive de las rentas, en el sentido intelectual, otra cosa ni lo sé ni me importa. Estas frases dedicadas al 15M en la conmemoración de su obra “Etica para Amador”, buena obra, pero no magistral, y que he utilizado bastante son las que siguen. Se ríe de una de las consignas del movimiento 15M “no nos representan” y dice: "no seas majadero, el problema es que sí te representan y por eso debemos buscar a quien mejor nos represente". Esto es una estupidez, una ignorancia supina y una chulería, además de superficialidad sobre el conocimiento del funcionamiento de la democracia. Y la otra frase es de juzgado de guardia, por lo menos para un juzgado de filósofos, ha ironizado sobre el hecho de que "alguien se enfade con los bancos porque antes le daban lo que pedía". Otro desconocimiento brutal sobre el funcionamiento de los bancos y el funcionamiento financiero. Creo que no es más que oportunismo y una simple gracia que, un intelectual de su calibre y con su audiencia, no se debe permitir. Después, eso sí, ha hecho un panegírico de la educación y del papel fundamental de la ética y la filosofía en ella. Ha defendido a la educación de la ciudadanía frente a los radicales contrarios de los dos bandos. Pero, a mi modo de ver, todo un brindis al sol, de cara a la galería. Fernando Savater, no ha sido precisamente un crítico de la LOGSE, ni de la LOE posterior, quizás no tuvo tiempo, la verdad es que ha luchado contra causas muy importantes y con su vida amenazada y en este sentido es y ha sido un referente moral y político para muchos, para mí el primero. Pero no es el momento, tal y como está la enseñanza, de venir ahora con esos cuentos de la educación; con los que, por otra parte, estoy de acuerdo. Pero, al final, no se pringa, no se da cuenta, como le ocurre en sus dos frases desafortunadas, de que el mal viene de muy lejos. Simplemente, lanza la piedra y esconde la mano. Hace la gracieta. Una ironía, o más bien cinismo político, como de aquel que viene de vuelta de todo.
Comento, muy brevemente las dos frases. En la primera ironiza nuestro filósofo sobre la frase de que “ no nos representan” y dice, pues claro que nos representan, y tanto, por eso hay que saber elegir. Falso. Se ha quedado en la superficie. Pues claro que no nos representan. Desde cuando un partido político en un una democracia partitocrática como la nuestra representa a los ciudadanos. Los partidos son mecanismo de poder, de absorción del poder de los ciudadanos. Esto es de común acuerdo entre los teóricos de la democracia. La cuestión es una cuestión, además de filosófica, técnica, qué modo de representación encontramos para eliminar el poder de los partidos y aumentar el de los ciudadanos o, dicho de otro modo, qué modo de control podemos encontrar de los ciudadanos frente a los partidos políticos. Cómo se puede decir que los partidos nos representan cuando el programa no cuenta, cuando cuenta el líder, cuando el líder es elegido a dedo, cuando los puestos de confianza aumentan hasta el infinito y son formas de control de la administración pública. Qué lejos está ese Savater defensor de la Ilustración, que conformista, y realpolitik que se nos ha vuelto. No señor, no nos representan. Y esa es una buena protesta. Porque no se trata de terminar con los partidos políticos, sino de reformarlos para que la representación sea la mayor, como es el caso de reformar la le ley electoral, que esos partidos mayoritarios, que el señor Savater dice que nos representan, o los nacionalistas, no quieren reformar. Y no lo quieren porque saben que no nos representan, que tienen un voto cautivo por la propia ley electoral y por la propia ley de partidos. No puedo entender esta ignorancia. Y esto andando sólo por las ramas, sin entrar en profundidades. Me parece una burla decir que los partidos políticos nos representan. Todo lo más, se puede decir, que los partidos nos tienen engañados haciéndonos creer que nos representan, pero de ahí a lo de Savater va un abismo.
Con respecto a la segunda frase, pues más de lo mismo. Cómo se puede decir esa simpleza. Cómo se puede decir que la gente se queja y cuando los bancos se lo daban pues nadie decía nada. Vamos a ver, señor Savater, ya sé que usted es de letras, pero de economía doméstica todos sabemos algo, eso por un lado. Y, por otro, es una falta de respeto brutal a la ciudadanía. El sistema hipercapitalista ha creado su propia ideología que es la del consumo sin la cual es ineficaz. Esa ideología ha creado un sueño, se ha producido un aprovechamiento de los bancos a partir de la oferta de créditos casi vitalicio a bajo interés cuando había sueldos para ellos. Pero los bancos, señor Savater, han comercializado con esos créditos, es lo de las titularizaciones, para que lo sepa, y eso es lo que se ha llamado los activos tóxicos que ha producido la propia banca con sus propios créditos y con economía financiera a partir de ellos, engañando al cliente, hipotecándolo para toda la vida. No digo que éste no sea culpable en parte y que debería haber moderado su pasión de posesión. Pero resulta que la inmensa mayoría de loa créditos son a la vivienda. Y el derecho a la vivienda es un derecho universal. Es decir, un ideal ético que debe regular nuestra política y nuestra economía. Los activos tóxicos son los que han producido la crisis (hay muchas más razones porque yo creo que estamos en una crisis sistémica del capitalismo global, no sólo financiero) financiera de 2007-2008. Y la solución a esta crisis ha sido el desembolso de dinero público. Y es ahí donde la crisis ha empezado de verdad. La banca gana, los estados y la ciudadanía pierden. No es que me parezca una falta de conocimiento, una ligereza su afirmación, me parece una auténtica frivolidad que solo se puede cometer cuando uno está en el delirio intelectual… ¿Y si releyese usted su obra magistral “Ética como amor propio”? ¿Y si volviese a los epicúreos y a su amado Voltaire, defensor del pueblo en su tratado sobre la tolerancia (en el caso Callas) en lugar de arremeter contra él porque ha sido engañado por la nueva religión y superstición del mercado?
Savater, “todología” e indignación
El filósofo mediático Fernando Savater ha insultado recientemente a los indignados catalanes llamándoles “hatajo de mastuerzos”, o sea calificándolos de tontos, torpes y tarugos. Es difícil reconciliar este exabrupto con la evidencia de su compleja y democrática organización “asamblearia”, su estrategia y acción pacífica claramente mostrada en las masivas manifestaciones del pasado 19 de junio, el impulso hacia una mejora del sistema representativo, la crítica de los medios de comunicación actualmente existentes, la defensa del Estado Social, el efecto en las elecciones del 22-M y el boicoteo de varios desalojos, y el cambio de tono que preside las propuestas de algunos políticos por nombrar sólo algunas de las propuestas y logros conseguidos hasta el momento por los “indignados”. Más que tontos o torpes los indignados parecen ser capaces, estar coordinados y ser democráticos y efectivos. Al contrario del insulto de Savater, parecería más bien que el movimiento 15M de los “indignados” estuviese dando una clase de inteligencia, humildad y madurez al país entero.
El recurso a la descalificación mediante insultos y a la falta de argumentos rigurosos no es nada nuevo en los medios informativos del país, sino algo que desgraciadamente caracteriza a bastantes de los intelectuales y a la mayoría de tertulianos que copan permanentemente, y sin la adecuada justificación académica o conocimiento técnico, muchas de las páginas de los rotativos y las ondas de radio y televisión. La puya y el insulto disfrazado de erudición o de dominio de la lengua son algunas de sus armas preferidas.
No hay duda que en el estado español algunos filósofos, (muy pocos por cierto, ya que pocos tienen la cultura científica necesaria), pueden hablar con conocimiento de causa de muchos temas. Uno de ellos es el filósofo argentino-canadiense de habla castellana Mario Augusto Bunge, pero lamentablemente su caso no abunda. Buena parte de los que tenemos en España, pensando en el monopolio mediático de Savater y otros muchos tertulianos afines, no ejercen propiamente de filósofos ni de científicos por supuesto, realmente son “todólogos” si se nos permite el neologismo. A la mayoría de ellos se les podría definir generosamente como intelectuales de derechas que hablan de cualquier tema sin tener el adecuado conocimiento para hacerlo. Eso sí, sus poderosas redes personales o sociales les permiten escribir en rotativos y participar en programas de radio y televisión con enorme frecuencia. Calificar a muchos de ellos de “derechas” está justificado no sólo por el rechazo y desprecio que bastantes muestran ante un movimiento social como el de los “indignados” sino también ante otros movimientos sociales que luchan por la igualdad y un mundo más justo y democrático, como por ejemplo el movimiento para la recuperación de la memoria histórica.
Savater tiene publicados más de setecientos artículos en su gran mayoría fuera del ámbito profesional de filosofía, y sin revisión por pares ( peer review ), la forma habitual en el mundo académico que permite mejorar y refinar la calidad y rigor de las publicaciones. Son artículos que tratan de lo mundano y de lo divino, abarcando desde la educación a las drogas, pasando por la política, la religión, la ética, la psicología, la sociología, la biología, el humanismo, la literatura y un aparente sinfín de especialidades. De ellos, sin embargo, sólo unos trescientos han sido citados, con lo cual el impacto de este autor, a pesar de tener un acceso a los media casi sin restricciones, es mucho menor de lo que podría parecer. A pesar de ser tan prolijo, centenares de sus artículos no son citados por nadie. Ni que decir tiene que hoy en día es imposible ser un experto en tantos temas debido a la magnitud de la producción académica y a la especialización científica y de conocimiento que se requiere; incluso en el campo de la filosofía ello es literalmente imposible. Tal elocuencia y profusión está pues engañando doblemente al público. Primero, porque Savater, al igual que otros muchos “todólogos” no puede ser un experto o tener el conocimiento apropiado para escribir o hablar sobre muchos de los temas sobre los que escribe y, segundo, porque su impacto y reconocimiento como filósofo es mucho menor de lo que parece.
Ante todo ello, la pregunta que podríamos hacernos es doble: ¿Cuál es el tipo de poder y cultura intelectual y mediática actualmente existente que permite que esta impostura intelectual continúe? Y, segundo, ¿quién se beneficia de ello? Desde luego si en las páginas periodísticas y en las ondas del país hubiese voces más críticas y expertas, de izquierdas la población hubiera podido percibir con toda claridad que la crisis financiera y la llamada “austeridad” para los pobres (que no para los ricos) se iban a cebar en España, por tan sólo poner un ejemplo. Sin pretender decir que la información tiene una relación directa con la acción y el cambio político, debemos darnos cuenta que un público desinformado y habituado a que las verborreas retóricas y poco informadas pasen por conocimiento objetivo es más fácil de manipular y engañar. Los indignados del 15M llevan la razón y conocen bien el poder de manipulación generado por la mayor parte de los medios de comunicación. Una de sus pancartas de la manifestación del 19J así lo resumía irónicamente: “¿Qué enseñareis hoy por televisión?“ El resto de la población debería estar indignada, también, no sólo con Savater sino con el resto de lo que otros muchos “todólogos” representan.
Carles Muntaner y Joan Benach son profesores de salud pública en la Universidad de Toronto (UofT) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF) respectivamente. Ambos pertenecen al Grupo de Investigación sobre Desigualdades en Salud (GREDS-EMCONET) de la UPF.
30 de julio de 2011
Tras el ajuste económico, ¿una larga “noche chilena” en Europa?
Jónatham F. Moriche, Vegas Altas del Guadiana, Extremadura Sur, julio de 2011
Despertaron notable interés hace algunos meses unos supuestos comentarios de José Manuel Durao Barroso acerca de posibles estallidos sociales violentos y el “colapso” de la democracia en varios países de la Unión Europea en caso de que no prosperasen los planes de ajuste impuestos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para su rescate financiero. Que se tratase de una anécdota de difícil verificación (y, en el peor de los casos, fuesen palabras pronunciadas en el transcurso de una conversación informal), limitaron el alcance de la polémica, que quedó circunscrita a medios y redes sociales digitales de la izquierda y no llegó a ocupar las portadas que sin duda hubiera merecido de haberse tratado de una declaración oficial del cuarto hombre de las Azores y actual presidente de la Comisión Europea.
Ninguna de estas circunstancias concurre en el caso de la extensa entrevista que el ministro griego de Economía, Theodoros Pangalos, concedió hace pocas semanas a un medio español (El Mundo, 26/06/2011), en la que afirmaba: “Salir del euro significaría que, al día siguiente, los bancos estarían completamente rodeados de gente aterrada tratando de sacar su dinero, el ejército tendría que protegerlos con tanques porque la policía no sería suficiente, habría revueltas por todos lados, las tiendas estarían vacías, algunas personas se lanzarían por la ventana…”. No hace falta exprimir demasiado estas palabras para advertir la franca y gruesa amenaza que subyace a la fábula apocalíptica: si el pueblo griego lograse frenar los planes de ajuste que sus políticos griegos defienden, los políticos griegos lanzarían al Ejército griego contra el pueblo griego, esto es, darían un golpe de Estado para sofocar la voluntad democrática de su pueblo. Un golpe de Estado -no sería el primero- ejecutado bajo la excusa meliflua de que “la policía no sería suficiente” para mantener el orden público, con la que pretende soslayarse la extrema gravedad de una decisión semejante -en términos tanto de violencia conceptual sobre el edificio jurídico democrático, como de violencia material en aquellas calles y plazas en que tanques armados y ciudadanos desarmados llegasen a confrontarse, de haber finalmente persistido estos últimos en su voluntad de abandonar una moneda y un área de convergencia económica en la que (al menos formalmente) entraron de modo voluntario, pero que ahora no pueden voluntariamente abandonar, so pena de desencadenar una guerra civil.
(...)
La noche del 21 al 22 de julio de 2001, pocas horas después del asesinato de Carlo Giuliani en la plaza Alimonda, la policía italiana allanó la Scuola Díaz en la que descansaban cientos de manifestantes, salvajemente agredidos durante su detención y luego torturados en las comisarías. Se habló entonces de “la noche chilena de Génova”. Diez años después -sin que, por supuesto, aquellos hechos de Génova hayan sido aún debidamente investigados ni juzgados-, es toda Europa la que podría estar adentrándose en una larga y dolorosa noche chilena, o genovesa. Las palabras del locuaz ministro Pangalos desmienten el cándido wishful thinking de Schaff, desvelan la imperturbable voluntad de la Europa de arriba en su renovada lucha de clases contra los la Europa de abajo, y deberían llamarnos a una reflexión sobre la naturaleza y los retos del sujeto antagonista europeo que podría estar gestándose a fuego lento en las luchas todavía dispersas contra el neoliberalismo.
Para las fuerzas sociales, sindicales y políticas que hoy se desempeñan en la construcción de una izquierda europea con auténtica capacidad de transformación social, sería una imperdonable ingenuidad intelectual -y también una imperdonable imprudencia política- descartar la posibilidad de, en paralelo a su propia extensión y radicalización, la emergencia de alguna forma de contrarrevolución armada al servicio de la dictadura de los mercados (por ejemplo, los tanques apostados ante los bancos del escenario Mad Max de Theodoros Pangalos) en el horizonte político a medio (o incluso corto) plazo del continente. Y, en consecuencia, renunciar a prepararse para confrontarla con posibilidades de supervivencia.
El artículo íntegro se puede leer aquí:
Democracia real, todavía no
José Ignacio González Faus, Teólogo
Bravo muchachos. Ya me sorprendía que no acabarais saltando un día. Pero todo tiene sus ritmos, y la indignación social también. No comparto eso de democracia real “ya”, porque tardará bastante. Pero agradezco vuestra proclama de que nuestra democracia es profundamente irreal, casi sólo virtual. Quienes os critican desde sus butacas dicen que “no proponéis soluciones”, sin darse cuenta de que estáis haciendo un diagnóstico muy exacto. Y que, como pasó con el sida o con el cáncer, sólo cuando se tiene el diagnóstico podemos comenzar a buscar el remedio o la vacuna.
Habéis comprendido en vuestras carnes que este capitalismo global es incompatible con la democracia y que, de seguir por él, nos encaminamos no sólo a crisis sucesivas, a niveles masivos de paro y a generaciones perdidas como la vuestra, sino a una forma de fascismo permisivo. Nuestra democracia es irreal porque no puede haber auténtica democracia política sin democracia económica y, en el campo económico, vivimos bajo la dictadura de “los mercados”.
Soy de los que creen que mejorarán algo las cosas cuando gobierne el PP: pero no porque tenga un mejor programa económico (demasiado tiempo llevamos viendo que no tiene ninguno), sino porque entonces los poderes económicos aflojarán, los grifos financieros abrirán un poco la mano del crédito, y aceptarán correr algún riesgo a cambio de asegurar un gobierno perpetuo de la derecha. Luego, tras los primeros éxitos aparentes en las cifras de paro y de crecimiento, ya se encargarán de imponer sucesivos pasos hacia el desmonte del estado del bienestar: privatizaciones de la salud y demás bocados apetitosos. Y entonces será la hora del palo.
Supongo que conocéis un escrito ejemplar de Julio Anguita renunciando a su pensión como ex-diputado porque “con la pensión como maestro ya se puede vivir suficientemente”. Carta que, a su tiempo, compararon algunos con los emolumentos que Aznar o Felipe González añaden a sus “modestas” pensiones de ex-presidentes. Y que a otros les mereció el comentario de que Anguita será un buen hombre “pero desfasado”. Sin percibir que diciendo eso echaban piedras a su propio tejado: porque reconocían que la honradez es algo desfasado en un sistema como el nuestro.
Como lo muestra la presencia de corruptos en todas las listas y que los partidos no reaccionen eliminándolos sino pretendiendo que los otros tienen más. Como lo demuestra la obscena negativa a reformar una ley electoral que les asegura la poltrona por muy enemigos que parezcan entre sí. Como lo demuestra también el bueno de E. Abidal que, tras una experiencia en que vio la muerte de cerca, comprende que en la vida hay cosas más humanas y más importantes que el dinero y vende sus coches para dar limosnas a enfermos y hospitales; pero no se da cuenta de que de este modo no hace más que agravar la crisis porque si todos hacen lo mismo, baja la venta de coches y nuestra economía no remonta. Que nuestro sistema sólo puede funcionar malgastando; y sólo sabe producir mucho a base de repartir muy poco.
Por eso vosotros habéis dicho muy bien que no sois anti-sistema sino alter-sistema. Mucho más cuando hemos visto cómo, pasado el primer terror que despertó la crisis, no se ha cumplido absolutamente nada de aquello de “refundar el capitalismo” que prometieron cuando les embargaba el pánico: ni supresión de paraísos fiscales, ni tasa Tobin… “¡Es que son cosas muy difíciles!”. Como si no fuera más difícil aún combatir al Sida cuando estalló y ni sabíamos lo que era. Pero claro: el sida podría afectarles también a ellos. Ahí tenéis al señor DSK y al FMI que levantan un escándalo por una (supuesta o real) violación de una camarera, cuando llevan años violando poblaciones enteras de países pobres sin escándalo de nadie.
Tengo suficientes años como para que estas palabras cobren cierto carácter de testamento. Permitidme pues sugerir algunos horizontes para vuestro trabajo futuro. En primer lugar, no aceptéis la palabra de nadie que no haya visto y palpado la crisis de cerca: que no conozca esos rostros tristes de niños hambrientos, ni la desesperación de las madres cuando oyen llorar de hambre al niño; que no haya visto la mirada baja del señor en paro crónico que no se atreve ni a levantar la vista porque se culpabiliza él de lo que pasa a su familia; a nadie que no haya puesto los pies con cierta asiduidad en lugares como la Mina de Barcelona, la Cañada real de Madrid y otros semejantes.
En segundo lugar dos consejos del Nuevo Testamento (al que no creo que conozcáis mucho, pero eso ahora importa menos): “La raíz de todos los males es la pasión por el dinero” (1 Tim 6,10): sabia constatación hecha hace veinte siglos y mucho más valiosa en la actual estructura económica. A esa observación añadía san Pablo que debéis “trabajar vuestra liberación con temor y temblor”: porque vais a tener no sólo muchos enemigos sino inevitables problemas o divisiones entre vosotros, y las típicas tentaciones de incoherencia propias de nuestra pasta humana. Pero sabéis ya que la única posible solución de nuestro mundo es lo que el mártir Ignacio Ellacuría llamaba “una civilización de la sobriedad compartida”. Porque por el camino que vamos se incuba un doble terrorismo (político y ecológico) que un día acabará con nosotros.
Gracias, ánimo y mucha paciencia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)