- Hay palabras sin volumen:
Dignidad, por ejemplo, tan difusa
tan imprecisa
que sólo tiene fondo desde la piel.
Y por la piel se merece,
por sus corpúsculos forzados
a sentir más frío
más calor
más tacto que nunca en todas las cosas,
al raso.
La dignidad es un campamento de la piel,
extrema y dura frente a lo extremo y duro:
Aquí estoy, se planta
soy
siento
tú sabrás si también sabes y sientes
el hielo que nos toca,
el fuego que nos quema,
la mano que reclama.
Y por la rebelión se merece.
Madrid, marzo.
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