El
pasado 20 de febrero, un treintena de personas decidió acampar frente a
la oficina de empleo de Mérida con tres reivindicaciones principales:
un plan de renta básica universal, la exigencia de 25.000 empleos públicos y la paralización de todos los desahucios
a familias desempleadas. Más de una semana después, permanecen allí,
pese a que estos han sido los días más fríos del invierno, en lo que
muchos simpatizantes llaman ya la Acampada de la Dignidad.
Precisamente por las bajas temperaturas, otro grupo, de alrededor de 60 desempleados, ha ocupado en Plasencia la catedral con el objetivo de pernoctar allí. “Ayer intentamos pasar la noche en una plaza, pero la policía nos expulsó,
así que este jueves hemos decidido en asamblea irnos a la catedral,
que, dicen, es la casa de todos”, explica Manuel Rodríguez, integrante
de la acampada en Plasencia.
Y es que la iniciativa se está extendiendo no sólo a nivel local,
sino también autonómico. “Estamos muy contentos porque la iniciativa
está funcionando muy bien, muchos vecinos se acercan a
traernos mantas, comida y a darnos su apoyo”, asegura Manuel Cañada, uno
de los integrantes de la acampada de Mérida y portavoz de la Plataforma
por la Renta Básica en Extremadura. En otras localidades, están preparando ya futuras acampadas.
“Hemos convertido la reivindicación de la renta básica en un instrumento de lucha,
que permite juntar a los viejos pobres, es decir, a los habitantes de
barriadas machacadas históricamente, con los nuevos, que son los jóvenes
precarios”, explica Cañada. “Por eso nosotros, que somos parados, hemos
acampado frente a la oficina de empleo. No luchamos por los parados,
luchamos con ellos”, defiende. De momento, agentes sociales como CCOO,
IU o la plataforma Stop Desahucios ya han mostrado su apoyo.
Una oficina de empleo alternativa
En Extremadura, la crisis siempre aprieta un poco más. El paro, que en el país se sitúa en torno al 26%, en la región llega al 34%. Un 27% de los niños vive bajo el umbral de pobreza en España, mientras que en Extremadura la cifra ronda el 40%. Por eso, los integrantes de esta protesta consideran tan importante la integración de las luchas.
“Desde las asambleas de la acampada se están poniendo en marcha
acciones y nuevas iniciativas, como movilizaciones para evitar los
cortes de agua a algunas familias u otra frente al banco BBVA para
apoyar a una familia desahuciada”, explica Cañada. La semana ha dado
para mucho. “La Acampada de la Dignidad en Mérida se ha convertido en una oficina permanente alternativa al INEM y está sirviendo además para aglutinar movimientos muy diversos”, añade.
Para los acampados, es muy importante “superar el corporativismo”.
“Tender puentes con iniciativas como esta nos parece una de las claves,
que los colectivos y las mareas se mezclen y pierdan su rémora
corporativa”, apunta Cañada.
Un hueco en la catedral de Plasencia
Al norte de Extremadura, decenas de desempleados han decidido pasar
la noche en la Catedral de Plasencia, tras el intento fallido de acampar
en una plaza de la localidad. “Cuando hemos entrado nos han intentado
echar, pero finalmente, como éramos muchos, han tenido que aceptar, y nos han concedido un anexo del edificio bajo la condición de que respetemos el lugar”, explica Rodríguez.
Este desempleado de un pueblo de la comarca placentina asegura que la gente está perdiendo la esperanza ante la crisis. “Ha habido algunos que han llegado a amenazar con quemarse a lo bonzo. La cifra de desempleo es inhumana
y la gente deja de ver soluciones”, añade. Los acampados en la catedral
adelantan que permanecerán allí de forma indefinida y que celebrarán
actos reivindicativos en la calle diariamente.
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