Dicen que la democracia nació en Grecia. También dicen que continuó en Roma (Italia). Y ahora, la democracia ha muerto, a un tiempo, en ambos países.
El economista –formado en la “cantera” del Banco Mundial- Lucas Papademos juró ayer, rodeado del incienso de los obispos ortodoxos, como presidente de Grecia. El también economista y también canterano del FMI, Mario Monti, se perfila como primer ministro de Italia.
Nadie los ha votado, nunca se han presentado a unas elecciones, pero los “mercados”, por encima del más elemental y primario concepto de democracia, los han “designado”. Es decir que los mercados y la economía se han ciscado en los principios fundamentales de Europa y en los países que vieron nacer estos logros de la condición humana.
Todos hablan del “efecto dominó” y que la próxima ficha en caer será la de España. Y Miguel Ángel Fernández Ordoñez (MAFO), gobernador -¿?- del Banco de España ya se afila los dientes.
Creo que no se está dando excesiva importancia a la gravedad de estos hechos. Se trata de dos auténticos golpes de estado y que la extensión del modelo puede imponer el arrasamiento de los sistemas democráticos en todo el planeta. Los mercados han salido del armario y ni siquiera el III Reich tuvo una irrupción tan violenta al principio.
El mundo se está llenando de contundencia. Se mata como a un perro a Bin Landen, se bombardea a mansalva a Libia, se lincha a Gaddafi, hacen caer los gobiernos de Portugal, Grecia e Italia y nadie se conmueve. Aterra pensar que pasó lo mismo con Hitler en sus comienzos.
La obscenidad llena la escena. Berlusconi era y es un indeseable, pero tenía el pretexto de que lo habían votado, Gaddafi era un sátrapa sanguinario pero había ganado cinco elecciones consecutivas y la renta per cápita de Libia era la mayor de continente africano. Papademos y Monti solo tienen en sus registros haber estudio en USA y ser fieles vasallos de la Banca Mundial.
El mundo se ha llenado de chorizos y no hay pan para tantos. Ora pro nobis.
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