José Iglesias Fernández
¡El empleo ha muerto! ¡Viva el trabajo autogestionado! Zialdoka
El furibundo frenesí por la dignidad del trabajo
Sobre la defensa de la dignidad del trabajo (explotación en el
capitalismo) ha escrito, y seguirá escribiendo mucha gente. Igual que lo
hacen en contra de la Renta Básica de las iguales (RBis). Es decir,
encontramos con frecuencia que el que escribe en contra de la RBis es el mismo que está, consciente o inconsciente, [1] a favor del empleo explotado.
En los dos artículos, (reseña y respuesta), [2] de Luís Roca Jusmet (LRJ) aparecen enlazados estas dos compulsiones. Una, dedicada a esa “extraña pasión, ese furibundo frenesí” [3] por defender el trabajo como una obligación, como un deber. Y la otra dispuesta a combatir cualquier propuesta de ayuda social, que lleve la forma de derecho, que ponga en cuestión tanto esa maldición moralista judeo-cristiana, [4] como ese encomio del trabajo con ideología capitalista. El trabajo es lo que fortalece la dignidad al ser humano.
Ya en su día (1892), Pedro A. Kropotkin , se enfrentaba a esta nefasta concepción del trabajo y decía: “el derecho al bienestar
es la posibilidad de vivir como seres humanos y de criar los hijos para
hacerlos miembros iguales de una sociedad superior a la nuestra: al
paso que el derecho al trabajo es el derecho a continuar siendo
siempre un esclavo asalariado, un hombre de labor, gobernado y explotado
por los burgueses del mañana. El derecho al bienestar es la revolución social, el derecho al trabajo es, a lo sumo, un presidio industrial […] lo que ahora hay que proclamar es el derecho al bienestar social”. [5] Paul Lafargue ya había antes (1880) reaccionado duramente contra estos apologistas de la obligación de trabajar,
y señalaba a “los curas, los economistas y los moralistas como los
culpables de haber sacro-santificado el trabajo, [de inculcar] ese
furibundo frenesí por el trabajo, de rehabilitar lo que Dios ha
maldecido”. [6] Finalmente, incluyo la opinión de una persona baladrina, que recuerda como los de La Polla Records decían aquello de: no disfrutamos trabajando, ni en el paro.
Derechos humanos y ángeles celestiales; dos temas esotéricos
Uno de los rasgos del opinante profesional en red
es su habilidad para utilizar el victimismo como caparazón para
esconder sus errores. Nadie cuestiona el derecho de LRJ a opinar, sino
que en mi respuesta, descubro, comento, y le afeo los errores que hay en
sus opiniones. Esto le irrita y le empuja a acogerse al victimismo como forma de defensa.
Digamos que, como hace el chipirón, llena una hoja de tinta (palabras,
frases) para esconderse detrás del “derecho a defenderse”. A partir de
esta huida de sus anteriores comentarios sobre la RBis , del tirar la
piedra y esconder la mano, añade una retahíla de excusas, tales como que
sólo pretendía en la “reseña cuestionar, debatir, la viabilidad y la
pertinencia de la propuesta de Renta Básica de los Iguales. [Que] no hay
que ser un experto en el tema, como afirma de manera antidemocrática
JIF . Porque la democracia quiere decir la libre circulación de
opiniones entre los ciudadanos, no entre los expertos. [Qué] si cada
ciudadano ha de se un experto en aquello de lo que se habla entonces la
democracia es imposible ”. Es decir, LRJ hace un uso y abuso de trampas
del lenguaje, llena su respuesta a la mía con la palabrería propia del
victimista, y entonces me atribuye intenciones que no están en mi
crítica a sus erróneas opiniones. El que yo le reclame prudencia ante lo que no parece conocer, repito, no supone que cuestiono su derecho de opinión, como afirma; lo que sí le recrimino, y lo vuelvo a hacer, es la emisión de opiniones equivocadas que hace en el ejercicio de ese derecho. Voltaire lo dejaba resumido en una frase; defiendo tu derecho a expresarte, lo que no supone que estoy de acuerdo con, o a tolerar lo que dices.
En cualquier limbo de los justos, seguramente las o los
ángeles, disfrutarán de estos derechos celestiales, ahora llamados
humanos. Las relaciones estamentales que existen entre ellos, aceptadas
como arcángeles, ángeles, querubines, no causarán ningún sentido de
abuso de poder, de explotación, de desigualdad, de miseria e
inseguridad. Seguramente, las relaciones entre estos seres celestiales
sean como las que se reproducen en un termitero u hormiguero, donde cada
grupo (obreras, guerreras, policías, Reina) cumple con su obligación
sin cuestionar las estructura jerárquica y la desigualdad que exige tal
división social del trabajo. El rango de mandar, como la mansedumbre y
la obediencia, va en los genes de cada grupo.
Pero, en el capitalismo, hablar de derechos humanos es tan esotérico
como hablar del sexo de los ángeles. En esta sociedad, ni somos ni
debemos aceptar discursos que nos hablen de comportarnos como las
hormigas. En el capitalismo, todos somos robados por la clase dominante,
por los amos del mundo: “un dos por ciento del total de adultos en el
mundo, unas 70 millones de personas, poseen más de la mitad de la
riqueza mundial”. [7] Vivimos
una de esas turbulencias del sistema que deja bien evidente cual es su
lógica: apropiarse de las riqueza que es de todos (recursos naturales) y
de la riqueza producida colectivamente por todos (población),
desatendiendo las necesidades de los humanos y más bien causando el
exterminio de los más desamparados. Informa Jean Ziegler de que “cerca
de dos mil millones de seres humanos viven en lo que el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llama "la miseria
absoluta", sin un ingreso fijo, sin trabajo regular, sin habitación
adecuada, sin cuidados médicos, sin alimentación suficiente, sin acceso a
agua limpia, sin escuela (...)”. [8]
Y la Organización Mundial de Salud señala que “la pobreza es la causa
principal de muerte en el planeta y la creciente diferencia entre ricos y
pobres una amenaza a la salud mundial”. [9] Estas penurias hacen que unos 150 millones de personas mueran anualmente en el planeta . (Supongo que se han ido de este mundo sin pagar la deuda social que más abajo menciona LRJ ).
La realidad que reflejan los datos de estas organizaciones mundiales nos dan una dimensión de lo que es el capitalismo maltusiano:
la existencia de unos pocos ricos que, en su ambición, no dudan en
crear ese reguero de millones de muertos. Claro que su derecho a la
propiedad privada otorgado por la carta DDHH les autoriza a legitimarse
ante los creyentes y defensores de este texto legal, curiosamente
redactado por ‘sabios y expertos’ al servicio de tales clases
dominantes.
Por lo que, en su subjetividad, LRJ podrá sentir lo
que afirma: “y o hablo de trabajo necesario, de deuda social en el
sentido que todos debemos aportar algo y esto en cualquier sociedad.
Estamos en una sociedad capitalista, efectivamente, y su lógica es
nefasta. [Para seguir insistiendo en que] yo utilizo los recursos y
bienes de este trabajo y debo aportar algo y esta es la lógica del bien
común”. Esta frase contiene unas afirmaciones que pertenecen al limbo de
los justos, “tales como la deuda social” y el que “si yo utilizo los
recursos y bienes de este trabajo, debo aportar algo y esta es la lógica
del bien común”, afirmaciones que se contradicen con la segunda la de
que “la lógica de la sociedad capitalista es la de una sociedad
nefasta”, no del bien común. Por lo que, así como se contradice cuando
defiende la enseñanza y la sanidad pública sin reclamar un pago a cambio
en horas de trabajo a los que acudimos a la misma, no entendemos porque
la reclama cuando se trata de la RBis sin trabajar. Entonces, ¿cuál es
la razón para cambiar de actitud, de criterio? Tan necesaria es la
salud, como la educación, como el resto bienes y servicios que componen
la cesta del bienestar humano. Sus opiniones me llevan a la conclusión
de lo que a él le molesta es que haya quien pueda optar a vivir sin pasar por el aro del sistema,
sin pasar por el mercado de trabajo, como propone la RBis . Sin
embargo, debiera saber que en la rica Alemania sólo un 41% de la
población vive del empleo asalariado; el resto lo hace de tres tipos de renta básica no estatal: 30% del colchón familiar, 20% de las pensiones, y 9% del subsidio de paro.
Por tanto, si esta sociedad es nefasta, no nos oponemos a respetar que
su subjetividad le lleve a seguir cumpliendo con su deber en ella, pero
esto no es una ética que todos los que vivimos dentro del sistema
estamos obligados a seguir. Las propuestas con carácter esotérico, como
el deber de trabajar, de trabajar porque es digno, o de “que hay que
garantizar el derecho al trabajo, o de repartir el trabajo asalariado”,
empleo que decide el empresario, u otras como la de de “si a alguien no
se le puede garantizar el trabajo hay que ofrecerle una renta mínima”
contienen en sí mismas una falsa conciencia de la realidad del sistema.
Si todo esto está ocurriendo es porque existe una estructura de poder
que las está generando en su beneficio. Es decir, en ningún momento JRL
se plantea atacar las causas sistémicas de tales <<
disfuncionalidades sociales >> , que sería como atacar el poder
que está detrás de las mismas, sino que apela al esoterismo para buscar
soluciones que no pongan en riesgo el capitalismo. Medidas dentro, pero no contra.
Se duele, entonces, de que pensemos que, entre las dificultades enormes
que encuentra la aceptación de una RBis entre los poderes fácticos de
la economía y reales de la política, estén personajes como él que
escriben e influencian la opinión pública en contra de este derecho
burgués. Será estalinista mi evaluación de sus dos textos, pero tengo
que repetir que le hacen un buen servicio a los mencionados poderes.
Entonces, los que nos consideramos anticapitalistas nos comportamos
desde otras y muy diferentes éticas. Lo que nos lleva a sostener que, en
el capitalismo, reclamar deberes como contrapartida a derechos
es equivalente a reclamar la justicia social basada en el ojo por ojo y
el diente por diente; supone seguir y mantener la propuesta de la solidaridad como una mercancía que se intercambia.
¡Cuantas horas hay que trabajar para que los trabajadores reciban un
salario, y los necesitados una ayuda! Sin embargo, ¿por qué alguien que
no contribuye, como el capitalista, que más bien se apropia de lo que la
gente produce, ha de respetársele recibir algo que no es suyo? ¿Cuál es
la aportación de esta clase social para recibir como un derecho, el
derecho a la propiedad privada, [10]
clase que no cumple aportando algo como deber? Este deber podría ser el
de no robar la propiedad de la riqueza que la mayoría produce, como
señalaba PJ Proudhon . [11]
El deber de no disponer de la vida de las personas a su antojo,
diciendo quien y quién no tiene empleo, a quien explota y a quien no
porque le despide. Porque, ante una situación generalizada de
empobrecimiento como la que acaba de comenzar con la crisis, ¿cómo se
resuelven las duras situaciones de tantos millones de personas? Por
ejemplo, las Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), cansadas de
esperar una decisión del gobierno catalán, y ante el número de personas
en paro, desahuciadas, incapacitadas, sin techo, etc., es decir sin
recursos, viviendo en la pobreza, han decidido proponer ir más allá de
la RMI y reclaman una renta básica de subsistencia para las gentes de estos colectivos afectados. [12]
Incluso señalan las fuentes financieras de donde tendrían que salir
estos recursos. Supongo que LRJ tampoco estará de acuerdo con esta
reclamación, si no le aseguran que el número de beneficiados no
trabajará para los servicios públicos en alguno de los mismos. [13] Los
de la ECAS saben que estas gentes están en la precariedad por que no
hay empleos, y los gobernantes saben que sus reformas laborales
favorecen el paro y la precariedad, aparte de repetir que sólo hay renta básica para los bancos, y no para el gasto social.
Un “varios”, como punto de despedida
Si no es muy elegante escudarse en el victimismo para justificar equivocaciones, menos lo es apelar a la manía del buenismo.
Simplemente, me cuesta entender porque añade en el cuerpo de su
respuesta algo que tanta gente hace en esta sociedad sin darle esa
importancia: dice, “publico sin cobrar porque me gusta leer y escribir [14]
y porque mucha gente valora lo que hago y así me lo ha hecho saber.
Este es el estímulo”. Los motivos personales pueden cambiar, pero
conozco a muchas personas que practican este compromiso y no se les
ocurre alardear de tal comportamiento. Igual que el derecho a
opinar, que nadie le cuestiona, tampoco nadie le pide el deber de
presentar credenciales de buenista; lo que si decimos y
agradeceríamos, quizás por ser estalinistas, es que el contenido de sus
opiniones no sea el fruto de una cháchara del diletante.
El
paternalismo de JLR es algo que debemos elogiar. Puede iniciar un debate
sobre un tema que asume no conoce, pero dice que “lo bueno de su (mi)
artículo es que se puede iniciar aquí un debate sobre el tema; (querrá
decir que se puede incorporar, pues el tema lleva ya muchos años
debatiéndose). Y sigue precisando que está “dispuesto a colaborar,
aunque no con gente como usted (yo), por supuesto, que considera
cualquier crítica una impertinencia”; (aparece de nuevo el victimismo).
Es decir, este es LRJ , una persona que tiene tiempo para hacer una
reseña de un artículo sobre un tema que admite no conocer, pero que,
cuando cuestionan sus opiniones, señala “que mi tiempo es limitado y
tengo lecturas más interesantes que hacer”. Vuelve a incurrir en pensar
que el tiempo de los otros ni es limitado, ni tenemos lecturas tan o más
interesantes que leer, además de tener que contestar a sus poco
informadas opiniones sobre la RBis . Que yo sepa, es LRJ quien pensó que
todavía tenia tiempo para “entrar en abierta polémica con el segundo de
este bloque, escrito por tres integrantes del grupo Baladre: José
Iglesias Fernández, Óscar García Jurado y Manolo Sáez Bayona que titulan
"De la Renta Básica convencional a la Renta Básica de los iguales". Lo
que ocurre es que quién dice lo que le parece ha de saber que
seguramente tendrá que leer lo que no le gusta. Que le dé las razones
que explican porque no me gusta, no le estoy diciendo que cuestiono su
derecho a opinar. Pero él tiene la habilidad para tirar balones fuera.
Está por ver y demostrar que “si un país diera la renta básica a su
habitantes millones de personas emigrarían a este país. Solo un control
férreo de la nacionalidad y de la entrada lo haría posible dentro de un
solo país”. Hoy mucha gente podría ir a vivir a países con condiciones
mejores, como los nórdicos, y nos quedamos en los nuestros con
condiciones bastante más limitadas. Y es que los seres humanos nos
movemos por más consideraciones, como las de tipo cultural y familiar
que contrapesan las económicas-sociales. Por otro lado, si el planeta es
de todos, ¿por que no poder moverte por él a voluntad? LRJ sabe que los
cercamientos de tierras los hicieron los señores feudales y los terratenientes, y las fronteras (y muros) son fruto de muchas guerras (imperialismo), establecidas como consecuencia, y no por la gente corriente.
No le pido a LRJ que se lea todo los trabajos sobre la renta básica (en
sus varias versiones); no tengo tal pretensión. Pero informarse un poco
más, sí. Le repito que este tema está muy argumentado, que todos los
que intervienen han debatido pros y contras (con tanta lucidez como él),
y que es muy aconsejable evitar aparecer como si fuese el descubridor
de la formula de la sopa de ajo. Que opine, porque soy un buen estalinista
ya dije que es obvio, como dije que no cuestiono tal derecho, por mucho
que enrede al lector con esa música del experto, los sabios, la
democracia, los diálogos socráticos, etc. Ahora bien, para enriquecernos
todos, le rogaría que, en sus críticas, opiniones o argumentos, no nos
trate como a chicos de parvulario.
Como esta será mi última
respuesta a LRJ, quiero dejar clara mi posición. En el capitalismo, el
empleo asalariado consiste en la explotación del trabajador. Defender el
trabajo es defender la explotación. Como no hace distinción entre
trabajo o actividad creativa que diría Engels , y trabajo asalariado, su ambigüedad nos deja en la duda de saber que defiende. Lafargue , Kropotkin , Marx
y tantos otros autores sí que han huido de la frivolidad a la hora de
enfrentarse al trabajo como empleo asalariado distinto de la actividad
creativa que ha de presidir la producción de bienes y servicios que
respondan a un bien común, de todos y no en el sentido que deciden los
capitalistas. William Morris , diseñando la vida en otra sociedad (1890) , Nowhere,
decía de la naturaleza del trabajo que “la coerción [y explotación] es
remplazada por la cooperación a conciencia y un sistema de tareas
rotativo y ecuánime asegurará la participación de todos en el
mantenimiento de la comunidad. La imaginación, la libertad y la
sencillez son cualidades apreciadas a nivel personal, estética y
socialmente y nutren la disposición al trabajo… [Y afirmaba, ante la
idea de trabar sin la motivación de un salario que] la retribución por
trabajar es la propia vida. ¿No es esto suficiente?”. [15]
Para mucha gente, esta idea de igualdad, de apoyo mutuo, de vivir en
una comunidad en la que todo es de todos, no es aceptada porque su
ideología perturba su capacidad de razonar, hace de barrera para poder
traspasar ciertas líneas. Lo cual es una razón suficiente para decir que
este intercambio de ideas (o de insultos) acabe en este punto.
Pro memoria . Mis rechazos al capitalismo me llevan a pensar en la comunidad
como la unidad de convivencia de aquellas personas que deciden de
manera libre, autónoma y voluntariamente vivir de forma colectiva,
buscando el bien común y el apoyo mutuo, sin distinción de credos,
razas, etnias, edades, sexos, colores, culturas, lenguas, etc., lo que
lleva a que la comunidad no tenga necesidad de reivindicar un
Estado-nación, y menos por motivos religiosos, étnicos, lingüísticos,
culturales, clasistas, geográficos, y demás contingencias. La vida
comunitaria prescindirá de los tres pilares de opresión de las
sociedades clasistas, como son el Estado, el Mercado y el Dinero.
José Iglesias Fernández
Barcelona, 4 mayo del 2012
[1] Las dos actitudes juegan, ideológicamente, a favor del capitalismo.
[2] Luís Roca Jusmet. Sobre lo que hay o no hay que decir sobre la Renta básica para los iguales. Respuesta a una crítica de José Iglesias Fernández.
[3] Paul Lafargue. El derecho a la pereza. Editorial Fundamentos, 1973.
[4]
En el Génesis leemos la condena de Yavé a Adam: “con el sudor de tu
rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has
sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás”.
[5] PA. Kropotkin. Obras. Editorial Anagrama, 1977.
[6] Paul Lafargue. El derecho a la pereza. Editorial Fundamentos, 1973.
[8] Jean Ziegler. Los nuevos amos del mundo.
[9] OMS. La pobreza es la causa principal de muerte.
[10] Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 17.
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y
colectivamente. 2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
[11] PJ Proudhon. ¿Qué es la propiedad? Ediciones Júcar, 1982.
[12] Toni Sust. “Una renta de subsistencia”. El Periódico de Cataluña, 4 mayo del 2012.
[13]
Debo recordar a LRJ algo que ya sabe: los gobiernos están hablando de
que sobran 150.000 funcionarios. Cómo para encontrar empleo para estos
en los diversos niveles de la Administración.
[14] Suscriptor desde sus albores, la posibilidad de publicar en El Viejo Topo es una decisión que toma quien tiene la propiedad de la revista. Como en el resto de los medos indies, no todos pueden publicar sino los que pertenecen a la majada.
[15] William Morris. Noticias de ninguna parte. Abraxas, 2000.Y Trabajo útil o esfuerzo inútil. Pepitas de calabaza, 2004.
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