18 de noviembre de 2012

UN TESTIMONIO CON D.N.I

A las 19.40 de este pasado martes sonó el timbre de la puerta. Abrió Lucas (10) y Pepa (4) salió corriendo a ver quién llegaba. Como al día siguiente tocaba huelga y no iban a ir al colegio, tenían ánimo de viernes.
-Mamá, es un señor.
Derecho a techo, pan y cultura digna.
Por las mañanas, cuando trabajo sola en casa, no suelo abrir la puerta. Las puertas de la mañana siempre abren malas noticias. Pero las ocho menos veinte de la tarde suelen traer amigos o un vecino al que se le ha caído un calcetín.
En cuanto enfrento al tipo del rellano sé lo que ha llegado.
-Le traigo una comunicación del juzgado.
Bajo el brazo derecho lleva un paquetón de folios, calculo que unos 300. Con la izquierda me tiende un papel.
-¿Es la orden de desahucio? –pregunto.
Llevo ya algún tiempo esperándola, desde que el BBVA me comunicó que si quería saber algo de mi hipoteca me pusiera en contacto con los servicios jurídicos. Cuando una oye en la oficina bancaria "servicios jurídicos" sabe que las cosas han pasado a un lugar en el que se manejan otras palabras, otros términos. Es una sensación similar a la que provocaban "las cosas de los mayores" en la primera adolescencia. Tendrás que vivirlas, vas a oírlas, pero lo esencial se te va a escapar.
-Bueno, más o menos –el tipo titubea–. Tiene usted que presentarse en el juzgado y firmarme esto.
-¿Y si no lo firmo?
-Le va a dar igual.
A lo lejos se oyen los primeros petardos, calentando una huelga general que alguna lumbrera, ya me da igual de qué partido, ha calificado de "huelga política", como si hubiera alguna huelga que no lo fuera. Qué sabrán.
-Niños, id tirando hacia el salón.
Firmo. Total Firmo y agarro el paquetón de folios. Juzgado de Primera Instancia 4 Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 111. Procedimiento Ejecución Hipotecaria xxx/2012 Sección 2C. Parte demandante BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA, S.A. Procurador IRENE SOLA SOLE. Parte demandada Cristina Fallarás Sánchez. Me detengo a pensar que el nombre del demandante y de la procuradora están escritos en mayúsculas y el mío, en minúsculas. Qué curioso las cosas que nos llaman la atención cuando la realidad se empina y hace frío.
Hay amigos en casa. Dejo el taco de folios sobre la repisa y hablo con ellos de las cosas de la huelga. He publicado un artículo donde enumero las razones –las primeras que me han venido a la cabeza, tengo muchas más— por las que me sumaré. Luego, les paso los folios y me voy a la galería. No quiero que se rompa la sensación que he conservado intacta durante los meses que lleva recorridos mi desahucio –un desahucio es un proceso largo, muy largo, en el que cuando interviene el juez tú ya andas un poco menos recta, esos crujidos por la noche—, la sensación que he guardado bien: no me puede pasar a mí, aunque diga que nos puede pasar a todos, aunque no pueda pagar, aunque esté entre los primeros despidos de la crisis, hace ya cuatro años. No quiero que se rompa la sensación de que si sigo trabajando, si sigo escribiendo, si sigo publicando pasará algo. ¿Qué? Yo qué sé.
Aqui se decide donde y como viven las gentes de Extremadura.
Cuando empezó todo esto, mis amigos me preguntaban "¿Y qué harás si te desahucian?". Mi respuesta siempre era la misma: No puedo pensar en eso, tengo que seguir adelante, si dejo de pedalear me caigo.Cuando una persona deja de pagar su alquiler o su hipoteca es porque no tiene dinero para hacerlo. Parece de Perogrullo, ¿no? Cuando una persona no tiene dinero para pagar su casa, si se la quitas o si te la da –la dación en pago es una medida rastrera—, ¿dónde crees que puede ir? ¿Crees que alguien le va a alquilar un piso? Y en el lejanísimo caso de que así sea, ¿cómo va a pagarlo (de nuevo)?
Me siento en el ordenador de la galería. Creo que todas estas cosas hay que contarlas, como los despidos de embarazadas, como las diferencias de salarios, como cualquier abuso. Creo que hacerlas públicas ayuda a que hayamos llegado a este punto. Miserable, sí, pero punto al fin con información circulando. Así que enciendo el ordenador y, por inercia, me doy un paseo por los periódicos digitales.
Leo:
Me sorprende no sentir rabia. La furia con la que he vivido durante los últimos dos años ha dado paso a una sensación de desánimo, vergüenza y soledad. Aquellos a quienes los ciudadanos elegimos para que gestionaran este país no solo no han estado a la altura, sino que han desertado, han dado la espalda a las personas que dependen de ellos, de sus decisiones, de las leyes que dicten. Los unos y los otros, todos.Los ciudadanos españoles ya no creen en el papel de sus políticos. A mí me parece sencillamente que no hay Gobierno y me abruma este país que veo retroceder, con peineta y banqueros, hacia épocas que no recuerdo haber vivido.
El ministerio por donde pasan las soluciones de las gente pobre.
Termino de escribir esto a las 23.45 de la noche de este martes pasado en el que me llegó la orden de desahucio. Un cuarto de hora antes de que empiece la segunda huelga general del año. Yo estuve ahí. Contra todos ellos. Política, claro.

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