Es tiempo de manifestar, pensar y trabajar por afirmaciones evidentes y
con una carga profunda de humanidad; y con la que inicio este blog, es extraordinariamente evidente y cierta.
Cada vez más, personas y colectivos, muchos ciudadanos y ciudadanas, estamos
perdiendo definitivamente toda nuestra confianza en el Sistema, si es que
alguna vez la pusimos seriamente en él; y por el contrario, creemos cada vez
más en las personas y todo lo que de ellas esperamos y podemos darnos.
Las agresiones de este Sistema Capitalista hacia los colectivos
sociales más desfavorecidos, con mayores problemáticas; hacia personas y
familias en mayor precariedad, se suceden cada día hundiéndoles en el más
hiriente e injusto empobrecimiento, sin reconocimiento alguno del dolor
producido.
Estas agresiones nos llevan a manejar con demasiada frialdad cifras
como el paso de ocho a doce millones de personas en el umbral de la pobreza
actualmente en el Estado español, fruto de las actuaciones de los últimos años;
y dentro de estas cifras existe mucho dolor, muchas desilusiones, muchas
desesperanzas, , muchos fracasos, mucha desestructuración, y, sobre todo, mucha
injusticia.
¿Cómo valorar el desprecio que suponen que la luz o el agua se la
corten a familias que no tienen recursos para poder pagar una cosa u otra, o
las dos? El propio Sistema económico tiene sus mecanismos para realizarlo con
la frialdad suficiente como para no tener en cuenta que probablemente detrás de
estas acciones hay familias, hay niños y niñas, hay personas mayores, existen
causas que les han llevado a esa situación de no poder hacer frente al pago, y
sin embargo, se les condena a la `pérdida de unos derechos elementales e
irrenunciables, en el mundo y sociedad que vivimos. No hablo de memoria, no es
demagogia, son rostros concretos, es tan
cierto como el sufrimiento al que se les somete y al que quizá estén
acostumbrados cuando se trata de
negación reiterada de derechos fundamentales; son tales y, por lo tanto, no es
cuestión de buscar culpas ni culpables. ¿Cómo creer en un Sistema que actúa así?.
Probablemente conozcamos algunos casos que forman parte de ese más de
medio millón de familias que han perdido su vivienda o se la han quitado, o, en
mucho más número, que no han podido acceder a ella. ¿Cómo creer en un Sistema
que desborda de poseer viviendas vacías por todos los lados, con el único
motivo de lucrarse; mientras una parte importante de familias y personas se
sienten excluidas frente al derecho de poder acceder a ellas como un derecho
sin contrapartidas?
¿No parecen todas estas situaciones, ausentes de todo sentido común, un
desprecio intolerable hacia los que casi nunca se les permite salir de ser
perdedores?
Los barrios debemos confiar mucho más en nosotros mismos para afrontar
hoy estas problemáticas; debemos unir esfuerzos por dar visibilidad a cuantas
situaciones no debemos, ni podemos callar; hemos de poner en práctica acciones
de apoyo mutuo; hemos de unir esfuerzos en red para plantear alternativas
solidarias por las personas y para las personas. Estamos en ello y este próximo
fin de semana, Baladre, como coordinadora de colectivos, posibilitará en
Asturias que continuemos buscando salidas compartidas a estas situaciones.
El pasado fin de semana en el VIII Foro por un medio rural vivo
apostábamos al analizar la situación de los más empobrecidos por hacer realidad
y posible que la alimentación pueda llegar para todas las personas. Entendíamos
que el medio rural debe asumir esta misión y papel fundamental que tiene y no
puede dejar que se le robe, de ninguna manera, esta misión, por inconfesables
intereses mercantiles frente a los intereses de las personas.
Mientras los actuales bancos de alimentos juegan , en gran parte, con
los productos excedentes de las Políticas agrarias europeas, robados a los
pequeños y medianos campesinos para controlar los precios del mercado; hemos de
recuperar a corto plazo los auténticos Bancos Solidarios como cauce para hacer
llegar a las personas y colectivos en mayor precariedad los alimentos que
necesitan y les pertenecen; así como, a largo y medio plazo, poner en marcha
mecanismos para que el acceso a la tierra por parte de quienes quieran poder
producir y trabajar por otra alimentación nacida de otros principios como los
que defiende la soberanía alimentaria, lo puedan hacer.
El Sistema Capitalista actual no tiene salida por mucho que se esfuerce
y lo intente; sea justificado o no por políticos o banqueros, multinacionales o
grupos económicos con todo el poder. A las personas y a todas las personas, les
pertenece otro futuro y otros derechos, aunque no tengan este poder; y los
podemos y debemos hacer posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario