30 de octubre de 2012

MÁS CONFIANZA EN LAS PERSONAS Y MENOS EN EL SISTEMA (Emiliano Tapia)



Es tiempo de manifestar, pensar y trabajar por afirmaciones evidentes y con una carga profunda de humanidad; y con la que inicio este blog,  es extraordinariamente evidente y cierta. Cada vez más, personas y colectivos, muchos ciudadanos y ciudadanas, estamos perdiendo definitivamente toda nuestra confianza en el Sistema, si es que alguna vez la pusimos seriamente en él; y por el contrario, creemos cada vez más en las personas y todo lo que de ellas esperamos y podemos darnos.
Las agresiones de este Sistema Capitalista hacia los colectivos sociales más desfavorecidos, con mayores problemáticas; hacia personas y familias en mayor precariedad, se suceden cada día hundiéndoles en el más hiriente e injusto empobrecimiento, sin reconocimiento alguno del dolor producido.
Estas agresiones nos llevan a manejar con demasiada frialdad cifras como el paso de ocho a doce millones de personas en el umbral de la pobreza actualmente en el Estado español, fruto de las actuaciones de los últimos años; y dentro de estas cifras existe mucho dolor, muchas desilusiones, muchas desesperanzas, , muchos fracasos, mucha desestructuración, y, sobre todo, mucha injusticia.
¿Cómo valorar el desprecio que suponen que la luz o el agua se la corten a familias que no tienen recursos para poder pagar una cosa u otra, o las dos? El propio Sistema económico tiene sus mecanismos para realizarlo con la frialdad suficiente como para no tener en cuenta que probablemente detrás de estas acciones hay familias, hay niños y niñas, hay personas mayores, existen causas que les han llevado a esa situación de no poder hacer frente al pago, y sin embargo, se les condena a la `pérdida de unos derechos elementales e irrenunciables, en el mundo y sociedad que vivimos. No hablo de memoria, no es demagogia, son rostros concretos,  es tan cierto como el sufrimiento al que se les somete y al que quizá estén acostumbrados  cuando se trata de negación reiterada de derechos fundamentales; son tales y, por lo tanto, no es cuestión de buscar culpas ni culpables. ¿Cómo creer en un Sistema que actúa  así?.


Probablemente conozcamos algunos casos que forman parte de ese más de medio millón de familias que han perdido su vivienda o se la han quitado, o, en mucho más número, que no han podido acceder a ella. ¿Cómo creer en un Sistema que desborda de poseer viviendas vacías por todos los lados, con el único motivo de lucrarse; mientras una parte importante de familias y personas se sienten excluidas frente al derecho de poder acceder a ellas como un derecho sin contrapartidas?
¿No parecen todas estas situaciones, ausentes de todo sentido común, un desprecio intolerable hacia los que casi nunca se les permite salir de ser perdedores?

Los barrios debemos confiar mucho más en nosotros mismos para afrontar hoy estas problemáticas; debemos unir esfuerzos por dar visibilidad a cuantas situaciones no debemos, ni podemos callar; hemos de poner en práctica acciones de apoyo mutuo; hemos de unir esfuerzos en red para plantear alternativas solidarias por las personas y para las personas. Estamos en ello y este próximo fin de semana, Baladre, como coordinadora de colectivos, posibilitará en Asturias que continuemos buscando salidas compartidas a estas situaciones.

El pasado fin de semana en el VIII Foro por un medio rural vivo apostábamos al analizar la situación de los más empobrecidos por hacer realidad y posible que la alimentación pueda llegar para todas las personas. Entendíamos que el medio rural debe asumir esta misión y papel fundamental que tiene y no puede dejar que se le robe, de ninguna manera, esta misión, por inconfesables intereses mercantiles frente a los intereses de las personas.
Mientras los actuales bancos de alimentos juegan , en gran parte, con los productos excedentes de las Políticas agrarias europeas, robados a los pequeños y medianos campesinos para controlar los precios del mercado; hemos de recuperar a corto plazo los auténticos Bancos Solidarios como cauce para hacer llegar a las personas y colectivos en mayor precariedad los alimentos que necesitan y les pertenecen; así como, a largo y medio plazo, poner en marcha mecanismos para que el acceso a la tierra por parte de quienes quieran poder producir y trabajar por otra alimentación nacida de otros principios como los que defiende la soberanía alimentaria, lo puedan hacer.
El Sistema Capitalista actual no tiene salida por mucho que se esfuerce y lo intente; sea justificado o no por políticos o banqueros, multinacionales o grupos económicos con todo el poder. A las personas y a todas las personas, les pertenece otro futuro y otros derechos, aunque no tengan este poder; y los podemos y debemos hacer posible.



No hay comentarios:

Publicar un comentario