Para
Manuel Monereo, una de nuestras cabezas más sólidas, sabias y
consistentes, que también se manifestará este jueves de indignación y
rebeldía.
Para Araceli, trabajadora y compañera admirable.
Por la misma senda que otro 19 de julio que fue histórico en Barcelona.
Dando calor a la llama de siempre, comentó hace muchos años Manuel
Sacristán.
Los recortes de Rajoy, señalaba Elena Herrera [1],
reconcilian al 15-M y los sindicatos. Mejor noticia imposible. Los
indignados, que mantienen, con toda la razón del mundo -¿alguna
exageración compañeros?-, sus reticencias respecto a las cúpulas de las
centrales sindicales mayoritarias, marcharán junto a CCOO y UGT en las
manifestaciones del jueves 19 de julio. Junto a ellos muchos otros
sindicatos, partidos, colectivos, asociaciones y organizaciones
sociales. Nadie sobra, nadie. Todo el mundo es imprescindible.
Los –digamos- indignados y rebeldes de Madrid así lo consensuaron el
pasado martes 17 de julio en una asamblea extraordinaria promovida “por
el grupo de trabajo de Economía que surgió de la acampada del año
pasado en la Puerta del Sol y a la que asistieron alrededor de 300
personas”. Es la primera vez, o una de las primeras veces, en que el
movimiento se unirá a la manifestación “sin integrar un bloque crítico
a una movilización liderada por las principales organizaciones de
trabajadores”.
Por lo que me cuentan amigos del 15M, la decisión tomada en Barcelona es muy similar o cuanto menos no es contradictoria.
Según una activista del 15M madrileño, la lucha de los mineros “ha
contribuido a forzar este cambio de visión en algunos sectores del
15-M”. Pues lo mismo: ¡mejor es imposible! Si la rectificación prudente
se alimenta de esa lucha, de esa energía, de esa solidez, podemos tocar
las campanas de la resistencia, la felicidad y la rebelión. Otros
activistas, Carlos Martell, por ejemplo, que participa en el grupo de
trabajo de Economía, tienen otra opinión. Consideran “que los lazos
entre los afectados por las políticas del Gobierno del PP comenzaron a
estrecharse antes de los trabajadores del carbón intensificaran sus
acciones”. Cada vez somos todos más conscientes de que es necesaria la
unidad de todas las personas que quieren cambiar las cosas, ha
señalado. No hay polémica. Sin problemas, cultivamos el mismo jardín de
resistencia con matices marginales.
Además, habrá que verlo
desde luego (nos han decepcionado dos mil quinientas veces en los
últimos años), fuentes sindicales aseguran que el objetivo es que “CCOO
y UGT no tengan protagonismo absoluto en las marchas del jueves”.
Veremos en que queda el “protagonismo no-absoluto”. Añaden las mismas
fuentes: "el objetivo es sumar a todo lo que se mueve, a sindicatos
minoritarios, plataformas sociales, asociaciones de vecinos e incluso
al 15-M". Quizá sobra el incluso, pero no está nada mal, no está mal
del todo. ¿Y si tomamos apuntes y notas para el futuro?
Como
siempre la práctica, los encuentros, juega un papel esencial. Otra de
las circunstancias que está contribuyendo a limar asperezas “son las
movilizaciones más o menos espontáneas que están teniendo lugar desde
que, el pasado miércoles, Rajoy anunció el duro paquete de recortes”.
Los activistas del 15-M están acudiendo a solidarizarse con los
trabajadores públicos, uno -no es el único: no olvidemos a los parados-
de los colectivos golpeados por las nuevas medidas.
Hay otra
idea muy importante que ha surgido también en los alrededores del 15M.
Una de las marchas madrileñas pretende acabar en el Palacio de la
Moncloa y otra en la representación en Madrid de la Unión Europea. El
mensaje que se quiere transmitir está ya definido: "Estamos en contra
de la priorización del pago de la deuda y de poner a la sociedad al
servicio del capital". Ni más ni menos: contra la contrarreforma
constitucional, hay que abolirla cuanto antes, y contra el
neoliberalismo realmente existente, que hay que arrojar al basurero de
la historia de los malvados, impíos e incluso criminales.
Sea
como fuere, ¿sirve para algo manifestarnos el 19 de julio podemos
preguntarnos? ¿Perdemos el tiempo? ¿No se consigue nada? ¿Nada de nada?
¿Otra más, un poco más masiva, entre muchas otras? Arturo González [2]
ha respondido así a estas inquietudes:
“Sirven para estar
vivos, para demostrarnos que no somos cadáveres. Porque vivir es
protestar. Sirven para que el poder sepa fehacientemente que no estamos
de acuerdo con su forma de gobernar, sirven para no cantarle el alirón
que tanto les gusta, sirven para irritarles, sirven para que no nos
gaseen. Sirven contra las agresiones directas sin haberlas merecido,
sirven para gritar que no se puede machacar más y siempre a los mismos,
sirven para que las rentas altas progubernamentales al menos se
asusten. Sirven para ser congruentes con la dignidad. Sirven para
demostrar que una urna no es una meta, sirven para demostrar que si
queremos somos soberanos. Sirven para despojarnos del miedo, de la
angustia y de los prejuicios. Sirven para demostrar que no nos
resignamos. Sirven para que nuestros hijos no se avergüencen de
nosotros. Sirven para demostrar que son verdugos. Para comprobar que
aún somos ciudadanos y no borregos”.
Ha añadido algo importante, que no deberíamos perder de vista:
“Sirven
para mantener la esperanza, aunque los resultados no sean inmediatos.
Sirven para cristalizar el viejo dicho de que la unión hace la fuerza.
Sirven para razonar y hacer razonar… Sirven para avergonzarles, para
decirles que están prostituidos en su acción política… Sirven para ser
críticos... Sirven para odiar, sí, odiar, a los corruptos de la
solidaridad y el latrocinio. Sirven para reflejar que queremos ser
gandhis pero podemos ser cheguevaras y aun robespierres, sirven para no
ser castillos inexpugnables ni caracoles enrocados, para dejar claro
que no somos lobos si no nos obligan, sirven para demostrar que somos
más y más que podemos ser”.
En fin: “sirven para ser decentes. Sirven para hacer posible lo imposible. Sirven para hacer realidad la utopía”.
Por eso y para eso, concluye AG, hay que acudir a las manifestaciones
del jueves 19 en toda España, y también para anudar bien otro nudo
sobre el que no cesan de insistir personas y maestros amigos como Josep
Fontana, Joan Benach o Juan Torres López: hay que desobedecer, estamos
legitimados para ello, tienen de nuevo que sentir miedo, no pueden
seguir pensando las clases descreadoras de la Tierra que son los dueños
incontestados del mundo, un mundo que conducen a marchas forzadas no
sólo a la desigualdad más absoluta, a la miseria y desesperación de
millones y millones, sino al ecosuicidio y al default energético.
El lema de Juventud SIN futuro en Twitter: "Porque juntos sí se puede,
y no vamos a permitir que nos roben nuestros derechos y nuestro
futuro". ¿Lo coreamos todas y todos mañana?
Me olvidaba: no
sólo es el gobierno Rajoy, no sólo son los grupos económicos que mueven
sus hilos y los grandes poderes económicos y políticos europeos, el
gobierno Mas-Eurovegas transita por la misma senda y a veces con
adelantos.
PS. Una excelente resolución del Grupo Municipal de
Izquierda Unida dirigida a los ciudadanos de Jaén, a los movimientos y
organizaciones sociales y a los ayuntamientos de la provincia, que
lleva por título “La esperanza contra el miedo” señala cosas del
siguiente tenor: “La alianza entre el capitalismo financiero y la
especulación urbanística convirtió a los municipios en cómplices de un
modelo de desarrollo insostenible y liquidador de recursos, que los han
llevado a la ruina económica y presupuestaria, con el sector público
municipal privatizado y el patrimonio municipal de suelo liquidado”.
Prosiguen líneas más abajo: “La ciudad es el principal espacio de
transformación social donde es posible construir las comunidades de los
afectos y la solidaridad, frente a la política del miedo, la violencia
y la depresión social. Construir la esperanza para la gente de abajo,
derrotando la alianza entre capitalismo financiero y especulación
urbanística es posible sólo si volvemos a conformar las ciudades y los
pueblos como espacios de la participación ciudadana en los asuntos
públicos; como verdaderos territorios de encuentro y redes ciudadanas
que conquisten el derecho público a la ciudad. La dictadura de los
“supermercados financieros” sólo puede ser derrotada desde los únicos
lugares donde la cooperación y la solidaridad pueden echar raíces: las
ciudades y los pueblos”.
¿Se puede decir mejor? ¿Se puede decir con mayor belleza y verdad? ¿Se puede decir más claro?
Ante la destructiva política desencadenada por la dictadura de los
mercados, concluyen los amigos de IU de Jaéen, “ya no es suficiente con
aplicar políticas que reduzcan el daño. Ahora es urgente organizar la
cooperación político-social entre pueblos y ciudades de la provincia de
Jaén para desobedecer a los recortes sociales y derrotar las políticas
neoliberales. Por todo ello, hacemos un llamamiento a los municipios de
la provincia de Jaén para declararse insumisos frente a los recortes y
las políticas de castigo a la población impuestas por la dictadura de
los mercados, de manera que se promueva la solidaridad y cooperación
entre los ayuntamientos para responder, prioritariamente, a las
necesidades de la gente”.
¡Quien dice Jaén, dice España, dice el mundo!
Desobedecer, lo ha señalado recientemente, Juan Torres López y Joaquín
Miras ha insistido sobre el mismo vértice, es un punto básico. Hic
Rhodus, hic salta! Aquí también debemos saltar.
Notas:
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