http://www.rebelion.org/noticia.php?id=152893
Empiezan a oírse voces entre los economistas que plantean, como
única salida realista –y dolorosa– a la crisis, el abandono de la
moneda única. Pedro Montes fue de los primeros, si no el primero, en
advertir de las graves consecuencias que arrostraría España tras la
adopción del euro y la forma exclusivamente mercantil con que se estaba
construyendo la Unión Europea; y a la vista está que Europa constituye
el nudo de la cuestión de la compleja crisis española. La entrevista
tiene un carácter polémico indiscutible, pero también muy necesario.
Hace años, en una entrevista publicada en esta revista, aseguraste que España se encaminaba bien al caos, o bien a la catástrofe. Utilizabas también en un artículo por aquellas fechas la expresión “callejón sin salida”. Me pregunto qué piensas ahora al respecto. ¿Caos, catástrofe, callejón sin salida?
No hace tantos años, Miguel, era marzo de 2010, lo que sucede es que la crisis económica es voraz y va muy deprisa. Traté de decir en aquella ocasión que, teniendo en cuenta la evolución de la economía española tras la creación del euro, cuando ya se había incurrido en un déficit enorme de lo que se llama la balanza de pagos por cuenta corriente y, por tanto, se había acumulado una deuda exterior insostenible, el país se enfrentaba a un dilema: o se mantenía en el euro y se encaminaba al desastre o asumía el paso convulsivo de desligarse de la moneda única. Caos y catástrofe, o catástrofe y caos. Decir entonces que el país se encontraba en un callejón sin salida era una forma de resaltar la angustiosa situación, bien entendido que las sociedades siempre encuentran una salida, por dramáticas que a veces sean las soluciones. El dilema sigue vigente, pero la perentoriedad es más aguda y también todo se ha clarificado. En mayo de 2010, como todo el mundo sabe, Zapatero dio un giro radical a su política, con recortes y ajustes, una reforma laboral y la deleznable reforma de las pensiones, que contó, no debe olvidarse, con el respaldo de las direcciones de CCOO y UGT. Posteriormente, y en apenas pocos meses, burlándose de los ciudadanos, el gobierno del PP ha emprendido un conjunto de reformas que, aparte de acentuar la política del PSOE, son de una agresividad, y se podría decir crueldad, que han dinamitando el pacto social surgido de la transición tras la muerte del dictador. Ha sobrevenido un desastre económico, social y ya también político, de modo que la disyuntiva en estos momentos es si continuamos directos por el camino al infierno, Grecia ya está en él, o recuperamos una moneda propia y un banco central propio para afrontar la crisis. La UE nos ha trazado una siniestra ruta que de aceptarla implicaría una especie de suicidio colectivo.
Hace años, en una entrevista publicada en esta revista, aseguraste que España se encaminaba bien al caos, o bien a la catástrofe. Utilizabas también en un artículo por aquellas fechas la expresión “callejón sin salida”. Me pregunto qué piensas ahora al respecto. ¿Caos, catástrofe, callejón sin salida?
No hace tantos años, Miguel, era marzo de 2010, lo que sucede es que la crisis económica es voraz y va muy deprisa. Traté de decir en aquella ocasión que, teniendo en cuenta la evolución de la economía española tras la creación del euro, cuando ya se había incurrido en un déficit enorme de lo que se llama la balanza de pagos por cuenta corriente y, por tanto, se había acumulado una deuda exterior insostenible, el país se enfrentaba a un dilema: o se mantenía en el euro y se encaminaba al desastre o asumía el paso convulsivo de desligarse de la moneda única. Caos y catástrofe, o catástrofe y caos. Decir entonces que el país se encontraba en un callejón sin salida era una forma de resaltar la angustiosa situación, bien entendido que las sociedades siempre encuentran una salida, por dramáticas que a veces sean las soluciones. El dilema sigue vigente, pero la perentoriedad es más aguda y también todo se ha clarificado. En mayo de 2010, como todo el mundo sabe, Zapatero dio un giro radical a su política, con recortes y ajustes, una reforma laboral y la deleznable reforma de las pensiones, que contó, no debe olvidarse, con el respaldo de las direcciones de CCOO y UGT. Posteriormente, y en apenas pocos meses, burlándose de los ciudadanos, el gobierno del PP ha emprendido un conjunto de reformas que, aparte de acentuar la política del PSOE, son de una agresividad, y se podría decir crueldad, que han dinamitando el pacto social surgido de la transición tras la muerte del dictador. Ha sobrevenido un desastre económico, social y ya también político, de modo que la disyuntiva en estos momentos es si continuamos directos por el camino al infierno, Grecia ya está en él, o recuperamos una moneda propia y un banco central propio para afrontar la crisis. La UE nos ha trazado una siniestra ruta que de aceptarla implicaría una especie de suicidio colectivo.
(...)
Volvamos a las consecuencias de permanecer en el euro. Los eurobonos, la unión bancaria, la cesión de más soberanía, un cambio en la política del BCE, el diseño europeo de políticas de crecimiento, el rescate bancario… ¿todo eso sería suficiente para que la crisis que atraviesa España se resolviese a medio plazo?
Me reafirmo en mi opinión. Creo que lo mejor para nuestro país, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, sería desvincularse del euro y recuperar soberanía e instrumentos de política económica. Confío además en que esto sucederá inevitablemente y sería muy conveniente que Izquierda Unida y los sindicatos mayoritarios adoptaran como estrategia esa alternativa. La sociedad tiene mucho miedo, la opinión pública está muy manipulada, al punto de que, a pesar de los grandes sufrimientos que ya padecemos y las amenazas que se ciernen en el horizonte, todavía se siente pánico ante la idea de abandonar, no Europa, sino la unión monetaria. Pasa aquí y está pasando en Grecia.
Con todo, las encuestas hablan ya de casi un tercio de la población que culpa al euro de la crisis y quisieran desvincularse de él. Nadie representa políticamente a esa significativa minoría que podría ampliarse con facilidad con una buena explicación de lo sucedido y si se trabajase con seriedad en esa alternativa. Todos estamos opinando de la crisis europea cuando, en las circunstancias actuales, sería conveniente y legítimo dedicarse a pensar, aunque fuese como hipótesis improbable, en el escenario de no permanecer en el euro. Quiero añadir que el tiempo es un dato de la situación que hay que tomar en cuenta. Cuanto más se prolongue la caída en esta fase destructiva del tejido productivo, de la desaparición de empresas, de ruina económica, de acumulación de paro –un terrible problema en todos los órdenes– y de degradación social, será mucho más difícil y complicado recuperar el país y rehacerlo desde todos los puntos de vista. Ahora bien, como verás, esta es una versión española, considerando lo más deseable para nuestro país y nuestras gentes. Pero cabe preguntarse qué piensa Europa de la crisis del euro, de los peligros que entraña España y de lo que convendría hacer. Hay mucho ruido, propuestas, ocurrencias, disputas y controversias, lo cual prueba que hay también mucha desesperación y pocas ideas claras.
Querámoslo o no, la unión monetaria la conforman un conglomerado de países, con fuerza distinta, intereses contrapuestos, situaciones económicas, sociales y políticas muy diferentes y todos, en general, con problemas serios, cuyas sociedades reclaman a sus gobiernos soluciones que respeten en lo fundamental los intereses nacionales. Añádase que hay reglas, compromisos, pactos y casi una constitución para comprender que no todo es posible y que algunos cambios que se reclaman contradicen la esencia del proyecto de Maastricht, que es una unión monetaria sin fiscalidad común.La aparición de Hollande ha acentuado los contrastes existentes y la división potencial entre Francia Alemania, si bien podemos estar de acuerdo en que la quiebra del euro sería un gran fracaso de la burguesía “europea” que lleva apostando por este proyecto de Europa más de 30 años.
De modo que el fiasco es inevitable…
Sí. El fracaso abre una variante especulativa en la que no entro, pero coge a Europa en una débil posición ante los cambios mundiales que se están produciendo. Supongamos, pues, que se quiere lograr con los medios disponibles el “rescate” de nuestro país, más allá del actual rescate bancario. Eso significa que los países fuertes están dispuestos a pagar los costes de “salvarnos” en estos momentos.
Eso de la austeridad y el crecimiento es otra ocurrencia, un engañabobos: es imposible, con los brutales ajustes y recortes decretados y los que se bajaran para que nos “rescate” la UE, pensar en el crecimiento. Todo lo contrario: las cifras de paro seguirán incrementándose de modo pavoroso durante tiempo
Con los eurobonos, para Alemania, el país en mejor posición, se encarecerían sus emisiones actuales de deuda pública, cosa por la que no sienten ninguna pasión. ¿Y cómo se distribuyen los fondos obtenidos con los eurobonos? ¿Cuánto para España, cuánto para Portugal, cuánto para Francia? ¿Y por qué? ¿Más para España dado que su déficit público es mayor porque los españoles como media pagan muchos menos impuestos que los franceses y los alemanes? Y si el BCE ofrece liquidez generosamente al estilo de la Reserva Federal, aunque sea contradiciendo los fundamentos del Tratado de Maastricht y pasando por encima de la voluntad de Alemania, de nuevo: ¿qué criterios se siguen o que límites para cada país, teniendo en cuenta que los más incumplidores fiscalmente son los que más necesitan o que la banca española alimentó una burbuja inmobiliaria disparatada que enriqueció a muchos, entre otros a los propios bancos? No sigo, esto es una entrevista y no un libro.
Escuetamente ya te diré que no se en qué consiste la “unidad bancaria” y algo fundamental: bien, se superan estos momentos de tensión extrema en España, se la rescata, pero el problema de su enorme deuda como país permanece intacto, y la deuda pública irá creciendo en la parte asignada de los eurobonos o monetizada por el BCE. Como ves, todo muy sencillo, rápido y sin contraindicaciones. Para terminar: eso de la austeridad y el crecimiento es otra ocurrencia, un engañabobos: es imposible, con los brutales ajustes y recortes decretados y los que se bajaran para que nos “rescate” la UE, pensar en el crecimiento. Todo lo contrario: las cifras de paro seguirán incrementándose de modo pavoroso durante tiempo.
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