Diario Hoy. Mercedes Barrado
La Consejería de Educación y Cultura ha iniciado los
trámites para la ejecución de un ERE extintivo que permita disolver a la
actual Orquesta de EXtremadura (OEx). Lo confirmó ayer Milagros
Rodicio, directora del Centro de Artes Escénicas y de la Música (CAEM),
que dijo que la documentación ha de ser trasladada ahora a la autoridad
laboral correspondiente, al comité de empresa y al propio patronato de
la OEx.
La decisión fue adoptada después de que tan sólo dos
músicos de entre las 62 personas que conforman la OEx firmaran su
conformidad con la propuesta hecha por la consejería de transformar los
actuales contratos fijos en otros fijos discontinuos. Cultura dejó
fuera de su ultimatum a las personas que ocupan los cargos de gerente,
asesor artístico y archivera, por considerar que son imprescindibles
para la preparación de la siguiente temporada. (...)
Tras los primeros trámites del ERE extintivo, se abre un
nuevo plazo de 15 días para negociaciones entre la consejería y el
comité de empresa y Rodicio se mostró esperanzada en que todavía resulte
útil para un acuerdo, aunque reconoció que todo lo hablado hasta el
momento hace previsible que dicho acuerdo sea imposible.
Así pues, la actual OEx podría estar disuelta a finales
de este mes de julio y la consejería se apresta a conformar una orquesta
con el nuevo sistema de contratación, aún a sabiendas de que «quizá no
sea posible iniciar una temporada en las fechas habituales».
Santiago Pavón, miembro del comité de empresa de la OEx,
manifestó ayer que quedan los dos últimos conciertos de la temporada con
los músicos sumidos en la incertidumbre sin que hayan sido informados
del futuro de la formación.
La Orquesta de Extremadura y los peligros para el derecho a la cultura
Reproducimos a continuación un extracto del artículo escrito en enero de este año por nuestro compañero y presidente del comité de empresa Santiago Pavón López-Ventura
La cultura como un derecho ciudadano. Para que alguien pueda
cuestionarse la continuidad de instituciones culturales como la OEX,
antes se ha tenido que producir una degeneración del propio concepto de
cultura. Es la consideración de la cultura como un simple espectáculo de
entretenimiento vacío o, todo lo más, como propaganda al servicio de un
pagador público o privado, la que degrada su significado profundo y
posibilita que haya quien pueda tachar sus más dignas manifestaciones de
superfluas y prescindibles. Esta noción barata del término en cuestión
mucho le debe a esa tendencia contemporánea según la cual cualquier cosa
bajo el sol, incluido el propio hecho cultural, debe regirse por
concepciones de tipo mercantil (“Todo en el Mercado, todo por el
Mercado, nada fuera del Mercado, nada contra el Mercado”. La célebre
sentencia de Mussolini cobra hoy, tristemente, renovado vigor con sólo
sustituir la palabra “Estado” por el nombre de la deidad más venerada
actualmente). La cultura que “pega fuerte” es aquella que se consume, se
gasta y se reemplaza rápido por un nuevo producto: fácil absorción,
fácil digestión y fácil defecación. El problema es que las grandes obras
del pensamiento humano, como las del arte, no fueron concebidas para
este modelo. Las sinfonías de Brahms o las de Shostakovich no se ajustan
al patrón porque no se gastan, sino que se renuevan con cada
interpretación.
En definitiva, los trabajadores de la cultura y
los ciudadanos en general deberíamos estar vigilantes frente a estos
intentos de degradación, que sólo se evitarán si logramos elevar la
Cultura, ahora sí con mayúscula, al lugar del que nunca debieron
bajarla, que es donde la sitúa la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. La Cultura, según este planteamiento, se aleja de la
distracción fútil para convertirse en un derecho al servicio de los
ciudadanos y de los pueblos. Y el respeto que una sociedad profesa por
sus propias manifestaciones culturales es algo que dice mucho sobre su
madurez. Después de tantos años, tal vez, también desde esta “tierra de
conquistadores” (¡funesta denominación!), deberíamos volver la cabeza
hacia América Latina donde, sobre todo en lo referente a la música
sinfónica, parece que han entendido estas cuestiones mucho antes que
nosotros...
En este enlace se puede acceder al artículo completo donde analiza con profundidad este nuevo atropello:
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