Lo que me atrae del
subproletariado es su rostro, porque es limpio (mientras que el del burgués es
sucio); porque es inocente (mientras que el del burgués es culpable); porque es
puro (mientras que el del burgués es vulgar); porque es religioso (mientras que
el del burgués es hipócrita); porque es loco (mientras que el del burgués es
prudente); porque es sensual (mientras que el del burgués es frío); porque es
infantil (mientras que el del burgués es adulto); porque es inmediato (mientras
que el del burgués es previsor); porque es amable (mientras que el del burgués
es insolente); porque es vulnerable (mientras que el del burgués es altivo);
porque es incompleto (mientras que el del burgués es aquilatado) porque es
confiado (mientras que el del burgués es duro); porque es tierno (mientras que
el del burgués es irónico); porque es peligroso (mientras que el del burgués es
blando); porque es feroz (mientras que el del burgués es chantajista); porque
tiene color (mientras que el del burgués es blanco).
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